Argentina campeón… de la ilusión

jujuy

Viernes 30 de junio, la Selección queda eliminada de la Copa del Mundo. Quince minutos antes de las tres de la tarde se hacen mierda las ilusiones a los millones de argentinos apasionados por el fútbol, deporte favorito indiscutible de Argentina y muchos países pobres del mundo (y casi único deporte que pueden practicar libremente los pobres del mundo). El deporte de los miles y miles que viven bajo el nivel de indigencia, de los miles y miles que subsisten con 150 pesos de subsidios por mes; de los miles y miles de pobres que son aniquilados por los amos del mundo ya sea por las guerras o por el hambre.

 

 

En Argentina sólo los ricos pueden pagar 14 mil pesos por un televisor de plasma y disfrutar del Mundial “como se debe”. Una gran mayoría, la de los argentinos pobres, debe “disfrutar” del partido parado en la vereda, mirando a través de la vidriera y haciendo fuerza ilusionados en continuar y ganar el Mundial de fútbol.

 

 

 

 

La conclusión

 

 

Los argentinos futboleros gozaron de 21 días de alegrías (los fabricantes de televisores, camisetas, banderas, etc. hicieron grandes ganancias), alimentadas por la propaganda oficial, ocultando los problemas sociales de todos los días: salud, educación, gatillo fácil, secuestro de un pibe pobre por personal de las fuerzas armadas luego torturado, mutilado, asesinado y quemado al mejor estilo de la dictadura militar del “Proceso”.

 

 

Mañana, cuando todos los problemas nos empiecen a golpear en la cara sólo nos quedarán dos alternativas: volver a ver los cinco partidos iniciales de Argentina u organizarnos y salir a jugar y ganar nuestro propio Mundial, el de los pobres contra los ricos en todo el mundo.

 

 

En todos los países hay ricos que aumentan sus ganancias con el trabajo de los pobres. En la Argentina ha quedado demostrado que bolivianos con dinero generan más dinero explotando a bolivianos a niveles de esclavitud. En Estados Unidos, argentinos explotan a argentinos. ¡La nacionalidad es un cuento! Sólo hay pobres y ricos. Los pobres generan riqueza, los ricos sólo crean miseria, desnutrición, corrupción, contaminación y guerras.

 

 

La religión y el nacionalismo son banderas de las que se valen los explotadores y chupasangre de todo el mundo.

 

 

El socialismo es la bandera por la que deben luchar todos los pobres del mundo para vivir “como se debe” todos los días y no solamente “disfrutar” 21 días cada cuatro años.

 

 

¡Proletarios del mundo, uníos!