Asalto a la Bastilla en Siria

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El 14 de julio, aniversario de la gloriosa Revolución Francesa, Siria está viviendo una revolución popular que se caracteriza por la acción de masas y que enfrenta a la feroz represión asesina realizada por el régimen de Assad. La lucha popular en Siria es generalizada.

Manifestaciones, grandes y pequeñas, tienen lugar en todas partes de Siria. El régimen, utilizando el pretexto manifiestamente falso de la "lucha contra los terroristas financiados por extranjeros", está cometiendo una atrocidad tras otra, en las ciudades y pueblos de todo el país. Al mismo tiempo, hay claros indicios de que el régimen de Assad está comenzando a desintegrarse, con deserciones que van desde los soldados rasos hasta los pilotos, jefes militares y diplomáticos. A nivel de base, hay informes sobre huelgas de comerciantes. No pueden estar muy lejos las huelgas de trabajadores. Desafortunadamente, el movimiento organizado de trabajadores sirios carece de independencia del régimen. El autodenominado Partido "Comunista" Sirio -ambas facciones- se alió con el régimen en contra de los trabajadores sirios. Para que los trabajadores sirios tengan peso en la sublevación, tendrán que coordinar sus esfuerzos fuera de los canales oficiales. Junto a los "Comités Locales de Coordinación", deberán conformarse comités de coordinación obreros. Por supuesto, las potencias de la Otan, los reyes y los emires del Golfo, y los ocupantes sionistas de Palestina están interviniendo lo mejor que pueden, en secreto, con la esperanza de proteger sus intereses egoístas. Rusia y China están haciendo exactamente lo mismo.


La "intervención" que está faltando es el poder de la clase obrera internacional y de la revolución árabe, que también tienen "intereses" en Siria: los intereses de la democracia, la libertad y el poder del pueblo. El Estado sirio es uno de los productos de la pos Guerra Mundial I: la partición colonial del Imperio Otomano. Sykes-Picot y el Mandato de la Liga de las Naciones dio lugar a los Estados artificiales del oriente árabe, cuya función principal era impedir la unificación de esa zona sobre una base democrática. El principal beneficiario de esta partición fue la colonización sionista de Palestina. Sin embargo, los regímenes árabes "regionales" -"qutri"-, incluso aquellos que proclamaban el "nacionalismo árabe", han impedido la unificación de los árabes, y de otros pueblos del Oriente Medio, en lucha por la democracia y la modernización. Estos regímenes "qutri" han actuado como opresores directos de sus propios pueblos y como garantes de la dominación sionista de Palestina. La política de la OLP -de "no intervención en los asuntos internos de los Estados árabes"- siempre perjudicó los intereses de los refugiados de Palestina y la lucha por una Palestina libre. El régimen sirio de Hafez Assad hizo el trabajo sucio del imperialismo, en los momentos más críticos, en el Líbano, en contra de la causa de Palestina. El régimen de Bashar al Assad, desempeñó un rol en la llamada "guerra contra el terror" imperialista. Las revoluciones árabes que comenzaron en Túnez y que se extendieron a Egipto, a Yemen, a Libia y a Bahrein prometen sacudir el status quo opresivo en el oriente árabe y en Africa del norte. En todos los países los problemas sociales y políticos se presentan en diferentes formas. Pero en todos las masas populares enfrentan sustancialmente problemas comunes: la falta de un régimen político democrático, la sumisión al imperialismo, el subdesarrollo económico, la opresión de las mujeres, la opresión étnico-nacionalista e islamista a las poblaciones no árabes y no musulmanes. El pueblo de Palestina sufre, además de estos, también los problemas de la dominación colonial de asentamientos y la limpieza étnica. La necesidad de la solidaridad internacional con las revoluciones árabes se sintió en la forma más desesperada en Libia. Muchos de los movimientos internacionales de "solidaridad" boicotearon a los insurgentes libios con falsas pretensiones "anti-imperialistas". La "izquierda" terminó apoyando el régimen políticamente desacreditado de Gadafi, y abandonó el campo de la "solidaridad" a Estados Unidos y a sus aliados de la Otan. Ahora, nuestros impotentes "anti-imperialistas" se quejan de que Libia no le salió tan bien. La lección que parecen estar aprendiendo de su política en ese país es: "vamos a hacer lo mismo en Siria. Vamos a boicotear la revolución Siria. Entonces, podremos culpar a los imperialistas". Ante la falta de una dirección de la clase obrera, la revolución democrática en Siria corre el riesgo de salirse de los rieles y de ser llevada al olvido por parte de islamistas y nacionalistas étnicos. Los trabajadores y los campesinos oprimidos de Siria necesitan de la solidaridad y merecen la solidaridad. Todos los esfuerzos deben hacerse para llegar a las organizaciones de base de los insurgentes. Todos los esfuerzos deben hacerse en favor de la democracia y fortalecer las corrientes de la clase trabajadora en la revolución Siria. Todos los esfuerzos deben ser hechos para que cuando venga la victoria revolucionaria -y vendrá- se establezca un régimen democrático. El único garante real de la democracia para las masas populares será un gobierno de trabajadores y campesinos. Así, el 14 de julio, vamos a tomar una posición y proclamar alto y claro: ¡Adelante por la libertad, la igualdad y la solidaridad!

¡Por la victoria de la revolución en Siria!


¡Solidaridad con los trabajadores y campesinos!