Bajo el suelo porteño


Una música suena.


 


Suena roja,


 


bajo el suelo porteño.


 


Un hombre con overall,


 


lleno de grasa y aire viciado,


 


a oscuras sueña e ilumina todo.


 


No enriquece a los ya ricos el trabajo ajeno


 


cuando esos hombres sin sol


 


caminan por las vías.


 


Se eligen,


 


se dirigen y se enfrentan


 


a las fuerzas de la historia,


 


No hay Dios, ni Estado


 


que haga andar el subte,


 


sólo los hombres que con su sudor y genio lo crean.


 


Caminan por las vías,


 


con sus borcegos rotos,


 


y sus puños son uno solo y en alto.


 


Bajo el suelo porteño


 


los herejes más conscientes


 


han tomado el cielo por asalto.


 


Pronto Dios recula y decide escucharlos.


 


Ellos lo han matado.


 


Ellos han vencido.


 


Ellos son la historia que estamos por escribir.