Bien sabes

Busca dentro de ti la solución de to­dos los problemas, hasta de aquellos que creas más exteriores y materiales No hables a todos de las cosas be­llas y esenciales


No arrojes margaritas a los cerdos Desciende al nivel de los hambrien­tos


para no humillarte o desorientarte Bien sabes que este mundo es un mundo de hambrientos, hambrientos de lucha.


Lucha por el pan, lucha por amor, lucha por la vida, lucha por el cono­cimiento,


lucha por los luchadores


Aprende a luchar por ellos


A escuchar el grito de liberación que desde las calles claman los opri­midos;


oprimidos por este devorador que se alimenta


de nuestros sueños, nuestros hijos, nuestras esperanzas


Aprende a conocer del hambre que te hable,


en el concepto de que


fuera del hambre de lucha todo se


esconde.


No te hagas el distraído, no pases desapercibido


mira a tu alrededor y ve lo que te di­go


Un relato nuevo se impondrá,


ganará las calles y la tierra


Un texto limpio elevará las voces


Voces apeladas, reprimidas, casti­gadas y nunca silenciadas.


Mis palabras no quedarán aisladas,


me encontrarás junto a muchas canciones desparramadas,


tristes, contentas, amontonadas y después otra vez desparramadas


Mi texto brotará desde lo más pro­fundo,


de lo más oscuro donde ellos me de­jaron abandonado,


cortará las cadenas con las que me ataron,


se trepará por donde nunca antes se han trepado.


Muchos no se contentan con lo que te he contado,


pero ya no me detendré a mirarlos ahora que he llegado a lo mas alto de lo acostumbrado


               


Sueños no,


reales como claros manantiales


brotarán de tus ojos,


que alguna vez me miraron


y así me sumergiste entre los folios


tersos


del libro virginal de tu memoria,


me verás donde quieras: empapa­dos de reclamos


miraré tu sonrisa escondida detrás de los niños


aclamando por esos sueños que tu dices sueños.