Carta abierta a las mujeres de los trabajadores de transporte del oeste

Acabo de llegar a mi casa, después de la movilización al Juzgado de Morón y sentí la necesidad de comunicarme con cada una de ustedes que, seguramente, están viviendo la misma angustia e incertidumbre que vivo yo, al ver que todo lo que construimos con tanto esfuerzo e ilusión se desmorona rápidamente. Hoy, el juez que entiende en la causa de la quiebra, como un médico que da el diagnóstico final al familiar de un enfermo grave, nos dijo: “No podemos hacer más, hicimos lo que pudimos, la empresa es inviable”. Pero nosotras no nos vamos a resignar sin luchar, sobre todo, porque sabemos que hay una propuesta de los trabajadores para conservar la fuente de trabajo y poder prestar un buen servicio a los pasajeros, y también sabemos que es posible de concretar, que no es una mera ilusión, se puede llevar a cabo con éxito. Por eso nos aferramos a esta propuesta, porque no queremos engrosar la lista de los planes “Jefes y Jefas de Hogar”. Queremos la dignidad del trabajo y la continuidad de nuestra querida TDO, y digo nuestra, porque así la sentimos. Nosotras, más que nadie, sabemos lo que han dejado nuestros maridos en ella: años de trabajo, dedicación, sacrificio, sudor y lágrimas en estos últimos tiempos.


Hay una posibilidad de acceder a una reunión con el Sr. Presidente de la Nación el día 10 de marzo, que, de concretarse, estaríamos en condiciones de hacer saber a la máxima autoridad de nuestro pueblo todos nuestros anhelos.


Por eso es que les pido a todas y a cada una de ustedes, de mujer a mujer, que el día miércoles 10 de marzo, todas marchemos con nuestros maridos a Plaza de Mayo. Como esas grandes mujeres del pasado, que siempre estuvieron al lado de sus compañeros y así escribieran la historia grande de nuestro país, hoy, nosotras, tenemos la obligación y el derecho de acompañar a nuestros hombres en su lucha por la dignidad y por los valores que nuestros padres nos inculcaron desde nuestra primera infancia, como así también tenemos el deber, por el amor que les tenemos, de no dejarlos flaquear, motivarlos a la lucha y a la unidad, sabemos que a esta altura de los acontecimientos tenemos poco por perder y sí mucho por ganar. Por favor, no nos entreguemos, no nos dejemos engañar con argumentos que ya sabemos que son falsos, con propuestas que ya hemos probado y han fracasado. Apostemos una vez por nosotros, por nuestra fuerza, por nuestra ilusión, por nuestra unidad, y más allá de los resultados, podremos mirar a nuestros hijos a los ojos y tener la tranquilidad de que hicimos todo lo posible por conservar nuestros derechos.


Aprovecho la oportunidad para desearles un feliz “Día Internacional de la Mujer”, el día 8 de marzo.


Un beso para todas.