Carta de un militante del PC

Que no quiere dejar de ser comunista

Sobreponiéndose al dolor por los manejos espurios y turbios tan parecidos a la traición de la dirección nacional del PCA, la base está movilizándose en varios sentidos, buscando cómo torcerle el brazo al caprichoso Patricio “Yeltsin” Echegaray que ató el partido a un barco que progresivamente se hunde, con las máscaras de Filmus, Ibarra y el “camarada Heller”.


Legítimamente, buscan recuperar al partido heredero de las primeras luchas obreras por el poder, y que tuvieron como meta la sociedad sin excluidos y con hombres y mujeres de todas las edades ejerciendo en plenitud todos los derechos. Un comunista ni antes ni ahora abandona la vocación por el poder, para construir esa sociedad precisa de la coherencia de los pasos que dé para convencer, única manera de alcanzar la adhesión popular.


Pero habiendo un pueblo sumergido en la pobreza, con trabajadores que no alcanzan a cubrir con sus salarios las necesidades de sus familias, con masas juveniles abandonadas a las bandas de narcotraficantes y proxenetas, con niños obligados a marchar pidiendo no morir más por hambre, porque este gobierno en sus cuatro años ha profundizado las causas de estas calamidades, por esto, la dirección nacional del PCA no se ha equivocado una vez más, no: ha traicionado el motivo de ser de su existencia.