Con Cofferati o con el 90% de la humanidad

Se ha encaminado en toda Italia, y aunque todavía tímidamente también en nuestra provincia, el proceso constitutivo de una nueva Asociación Marxista, en el ámbito del Partido de la Refundación Comunista, es decir, de Proyecto Comunista.


Actualmente, se ha dado inicio a la fase de afiliación para el período 2002/2003 que precederá a la Asamblea Nacional de fundación (prevista para el 4/6 de enero en Roma), como cualquier otro compañero; ni más ni menos.


Objetivo primario de la Asociación es la refundación de la Internacional Comunista, de la IV Internacional; un proyecto llevado adelante por el viejo león de la Revolución de Octubre, el compañero Trotsky, y que ha quedado inconcluso a causa de los golpes cruzados del stalinismo y del fascismo (no es una metáfora considerando que Stalin ordenó el asesinato de Trotsky por un sicario, a golpe de piqueta, en agosto de 1940, en México).


Más actual que nunca, ayer como hoy, es por este motivo falsificada, hostigada, traicionada, aniquilada. Muy contraria a los intereses de la casta burocrática y parasitaria que se desarrollaba en Rusia en proporción al aislamiento de la revolución (la consigna de Stalin era el “socialismo en un solo país”); muy comunista para los hipócritas dirigentes de la socialdemocracia obrera occidental de ayer y también de hoy (para no salir del ámbito de nuestro país, en Togliatti, en Berlinguer, en Occhetto, en D’Alema, en Cossuta, en Bertinotti, todos autores, en su diversidad, del compromiso entre las clases, de la aceptación, por parte de las clases subalternas, del dominio burgués. ¡Otra que comunistas!).


Pero, ¿por qué entendemos plantear, incluso hoy, y no ayer o antes de ayer, o en un futuro más o menos próximo, la necesidad de la construcción dentro del PRC de una Asociación Marxista ÿProyecto Comunistaÿ que tenga como fin la refundación de una Internacional Comunista capaz de desarrollar un proceso de reagrupamiento revolucionario en el mundo de todas las fuerzas y tendencias de vanguardia de la clase obrera dispuestas a converger en la recuperación y en la actualización de los fundamentos políticos, estratégicos, programáticos del marxismo revolucionario?


Porque la izquierda marxista revolucionaria está hoy creciendo en el plano mundial, sea en términos del papel político que juega, sea en términos de radicalización social; es frecuentemente la única izquierda que avanza.


Porque la crisis del reformismo abre un nuevo espacio para una refundación comunista revolucionaria a escala mundial.


Porque la radicación capitalista en cualquier lugar del mundo (costos rebajados y beneficios enormes) para producciones limitadas a círculos restringidos y altos de la sociedad y la consiguiente pobreza, organizada, estratégica, del 90% de la humanidad, reclama que el movimiento antagonista de clase no puede no tener una dimensión teórica y práctica internacional, planetaria; hay que empeñar a todos los comunistas (los trotskistas, porque el trotskismo, así difícil de pronunciar, no es otra cosa distinta del comunismo) a razonar y operar a este nivel si queremos operar en términos realmente antagonista y por lo tanto revolucionarios. Y si la palabra comunismo no la tratamos decorativamente sino que asuminos convencidos la responsabilidad.


Las primeras señales significativas de la refundación de una Internacional Comunista comienzan pues a delinearse nítidamente en diversos países. Invertir en esta potencialidad histórica, recomponerla en un cuadro unitario sobre la base de principios firmes, es la responsabilidad central de la refundación comunista de nuestro tiempo. Es el deber de los comunistas, en todos los países.


En lugar de esto, en nuestro país, el compañero Bertinotti, en vez de construir en la vanguardia más radical del movimiento antiglobalización una perspectiva de encuentro con el movimiento obrero sobre un terreno anticapitalista y de clase, en abierta contraposición al diseño de Cofferati y de la izquierda de la DS de posicionarse a la izquierda del centroizquierda (que es la expresión orgánica de su vocación por la colaboración de clase), se limita a secundar ese diseño, como hizo con el proyecto Prodi.


Por otra parte, no es sólo una elección de campo; es una elección de vida. Quiero poder mirar a los ojos a cualquiera que pertenezca al 90% de esa humanidad obligada a la miseria y a la pobreza, sin verme obligado a bajar la cara enrojecido por la vergüenza.


Avellino, 7 de diciembre de 2002