Hace casi un año que estoy en el Polo Obrero, nunca estuve en una organización política y lo poco que sabía y conocía era que todos los partidos políticos engañan a la gente, que únicamente se les ve la cara cuando hacen campaña para llegar a donde ellos quieren.

 

Siempre salen de noche repartiendo bolsones, entre otras cosas, de noche, ni más ni menos como los ladrones de gallina, sin importarles que la gente hambrienta sufra. Nunca ven las necesidades de mucha gente, ni de niños descalzos y, mientras tanto, mienten con ayuda si ganan, y después, se sientan orgullosos de todo su poder; y si te ven no se acuerdan de las promesas que hacen.

 

En las orillas de la capital de Catamarca hay niños que no tienen cómo ir a la escuela porque sus padres no tienen trabajo y los hijos del poder, mientras tanto, van a los mejores colegios, van bien vestidos y alimentados.

 

¿Y los pobres, qué? Creo que esta clase de gente tiene que irse para dejarle el lugar a un obrero que no sabe de leyes, pero sí sabe lo que es el trabajo y el sufrimiento de un pueblo cansado de miseria, de mentiras y de engaños hasta llegar a la corrupción. Todo esto se tiene que terminar, tenemos que decir basta de toda esta podredumbre de parásitos que están terminando con la dignidad de toda nuestra querida Argentina.

 

Y ahora con todo orgullo digo que pertenezco al Polo Obrero.