De Workers Action, sobre Haití

Queridos compañeros:

Les escribimos respecto a su artículo "Los marines desembarcan en Puerto Príncipe". Estamos muy preocupados ya que en él se comete un serio número de errores que llevan, en nuestra opinión, a conclusiones políticas reaccionarias. Nuestras propias investigaciones y los acontecimientos en los últimos días sólo han reforzado esta opinión. Aristide ha caído, y está claro que esto es un resultado perfectamente aceptable tanto para el imperialismo norteamericano como para el francés. Su artículo dice que "los yanquis pretenden que el primer paso sea un pacto entre Aristide y la oposición liberal centroizquierdista", pero es claro que lo que realmente buscaban era una vía para llevar a la oposición al poder. Además, dado el contrabando de armas y de uniformes de combate que ni siquiera el ejército de Haití puede afrontar, es claro que había influencias exteriores poniendo en pie a la oposición. Esas influencias exteriores sólo pueden ser los imperialismos norteamericano y/o francés.

El artículo hace dos afirmaciones acerca de la oposición que son fácticamente erróneas: 1) que es de centroizquierda; 2) que hay una rebelión popular gigantesca y sin precedentes. Respecto del primer punto, mientras puede haber algunas fuerzas centroizquierdistas confundidas en la oposición, tanto el contingente armado como el Grupo 184 son dirigidos por escuadrones de la muerte y partidarios de Duvalier. Su base social es la pequeñoburguesía y el lumpenproletariado. De acuerdo al Consejo de Asuntos Hemisférifos (Coha, por su sigla en inglés), "su único objetivo político parece ser la reconstitución del ejército y la implementación de un riguroso programa de ajuste estructural". En resumen, lejos de ser centroizquierdista, la oposición tiene muchas de las características clásicas de un movimiento fascista.

Respecto del segundo punto, de acuerdo a una encuesta norteamericana realizada en el 2000, la oposición representa apenas al 8% de los votantes registrados. Las manifestaciones que los medios patronales cuantifican en miles, de acuerdo a los medios independientes sólo reúnen algunos cientos. Lo que tiene la oposición son recursos militares y políticos, no apoyo de las masas. En lugar de declarar "viva el levantamiento del pueblo de Haití" -lo que, como ya se ha dicho, es una falsa caracterización del movimiento-, debemos llamar a la formación de milicias obreras y campesinas para extirpar a la oposición de la faz de la Tierra.

De ninguna manera esto implica el menor apoyo político al bastardo reformista y procapitalista Aristide. Su régimen ha pavimentado el camino para el retorno de los tonton-macoutes al poder, de la misma manera en que Allende pavimentó el camino de Pinochet. Nuestro objetivo al combatir la oposición debe ser unir las fuerzas obreras independientes que desembarazarían a la nación también de Aristide, aunque nuestras armas estén dirigidas esta vez contra la oposición proimperialista (así como también contra los marines). Como consecuencia de la actual coyuntura, debemos combatir a Aristide políticamente mientras combatimos a la oposición tanto política como militarmente. El reclamo de Aristide de ayuda militar de la ONU e incluso de los Estados Unidos, desnuda su propia dependencia cobarde del imperialismo. Cuando Aristide dice que abandonó Haití para evitar un baño de sangre, es claro que sólo está preocupado por la suya, pues dejó a la población a merced del Fraph.

Un programa para Haití necesita desarrollarse de manera urgente. Hay informaciones de resistencia armada a la oposición en estos mismos momentos. Necesita ser organizada sobre una base obrera con un enfoque socialista y transicional. Nos preocupa que la posición presentada en su artículo sobre Haití pueda desacreditar al Movimiento por la Refundación de la IV Internacional a los ojos de las masas haitianas, así como de otros militantes internacionalmente.

En la lucha.