Correo de lectores
14/10/2004|872
¡Defendamos al pingüino!
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Esa es la consigna de Alfonsín, la centroizquierda y el paquete de intelectuales cooptados por el gobierno para darle forma a un régimen que cada vez se pudre más. Ahora son el miedo al golpe, no hacerle el juego a la derecha, etc., los argumentos de los que esconden la profunda crisis de poder abierta en la Argentina luego del Argentinazo, con el régimen más podrido que nunca, y que hace aguas en cada movilización por seguridad, con cada corte de rutas, o hasta con su mediática contraofensiva antipiquetera del encarcelamiento de Castells, o la represión de la última movilización en Plaza de Mayo.
Es que en realidad le tienen miedo al "golpe piquetero", o mejor dicho, a la organización política definitiva del movimiento piquetero. Se acercan las elecciones, y el vacío de poder que dejan la crisis y la interna del PJ preanuncia un “octubre 2001”, que dejaría totalmente en la comisa a un gobierno al que sostienen la prensa y los nacional-populistas intelectuales setentistas. Es que el Alfonso no le tiene miedo a los milicos, de última él la pasó bien durante la última dictadura; le tiene más miedo a la organización popular de los de abajo, que cuestionarían todo el poder burgués, de derecha o “izquierda", en la Argentina.
Creo necesario profundizar este debate y el de la preparación política para este próximo período que empieza ya, donde la posibilidad de un FUR (Frente Único Revolucionario) como alternativa en la calle podría dejar a todas las fuerzas en condiciones de discutir un frente obrero de unidad revolucionaria para encarar no sólo el proceso electoral: la catapulta que éste podría implicar en el escenario abierto -es decir, como en Tucumán-, asamblea, congreso, corte; son parte de una sola realidad que inmediatamente impone la pelea política por el poder de los trabajadores.