Democracia Obrera pega y huye

El 24 de julio, el grupo Democracia Obrera falló en su intento de embaucar a los asambleístas de Almagro con una declaración en la cual acusaban al Partido Obrero de “golpear a los luchadores populares de su organización” en una movilización de los trabajadores de Zanón, y llamaba a firmar contra la supuesta agresión del PO. Al sufrir el rechazo de la Asamblea, los seis militantes de este grupo (cinco de ellos ajenos a la Asamblea, quienes no se presentaron en ningœn momento como tales) esperaron que finalizara la misma y, con unos veinte miembros todavía presentes, hicieron correr a un costado a un militante del PO, y lo amenazaron de muerte al igual que al conjunto de la dirección del partido. Acto seguido lo golpearon, provocándole un derrame ocular que todavía no se ha curado.


El miércoles siguiente, la Asamblea discutió este terrible hecho y resolvió repudiar la agresión al compa–ero y exigirle a la militante de ese grupo patotero que realizara una autocrítica frente a la Asamblea, se rectificara pœblicamente, o se abstuviera de seguir participando. Sin embargo, nunca pudimos escuchar la palabra de la œnica persona de dicha organización que participaba de la Asamblea porque, evidentemente, deben haber resuelto no dar la cara frente a los asambleístas tras su cobarde agresión.


La Asamblea demostró tener una integridad moral infinitamente superior a la de este pequeño grupo de violentos. Conocedores de las agresiones y persecuciones que viven las Asambleas Populares a diario de parte del aparato represivo del Estado y de los punteros de los partidos patronales (a los cuales Democracia Obrera dice enfrentar), la agresión de ese grupo linda con la complicidad. Quienes defendemos el funcionamiento democrático de las Asambleas, y su lucha contra el régimen que nos condena a la miseria, no dejaremos pasar agresión alguna.