¿Descomposición capitalista o socialismo?

Todos recordamos claramente lo que pasó hace un año, aquel 26 de junio, donde quedó bien expuesto una vez más el brutal aparato represivo del Estado.


En donde quedó más que claro que el Estado burgués quería y quiere limpiar la calle de luchadores, y quiere imponerse por la fuerza, cuando en realidad está terriblemente golpeado y vapuleado por la rebelión popular del 19 y 20 de diciembre, que acabó con el gobierno de De la Rúa-Cavallo.


En el corte del Puente Pueyrredón (votado por la II Asamblea Nacional Piquetera), la cacería que lanzó el gobierno ilegítimo de Duhalde se cobró la vida de los compañeros Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, y hubo un centenar de heridos y detenidos.


Un régimen que dice que la masacre del Puente no fue más que un exabrupto, sin duda nos miente; un régimen que dice que la masacre del Puente no fue premeditada y fue un hecho aislado (para negar su responsabilidad política), sin duda nos sigue mintiendo. Un régimen que dice que esta masacre no fue más que un exabrupto, sin duda alguna, olvidó revisar su prontuario de exabruptos sistemáticos, anteriores y posteriores a esta masacre: el exabrupto de los asesinatos de Walter Bulacio, María Soledad, José Luis Cabezas, Miguel Brú, Carrasco; el exabrupto de las intimidaciones a los estudiantes secundarios; el exabrupto del ataque estudiantil en el Mariano Moreno marcándole a un chico la Triple A; el exabrupto represivo lanzado al pueblo el 19 y 20 de diciembre; el exabrupto de los desalojos represivos de Brukman, Sasetru, el ex Padelai; el exabrupto represivo lanzado sobre los compañeros de subterráneos que luchaban por las seis horas; los asesinatos y represiones en Salta (Tartagal y Mosconi); en el puente de Corrientes, etc.


Este hecho político puso contra las cuerdas al gobierno duhaldista, porque tuvo que convocar a elecciones; pero éstas eran una trampa, un engaño y una cortina de humo para el pueblo, ya que todos iban a estar entretenidos y ansiosos con las elecciones truchas que indudablemente no le traerían soluciones al pueblo al contrario, agudizarían aún más las crisis que se desarrollan a nivel nacional e internacional.


Por eso, ahora más que nunca debemos plantearnos lo siguiente: el más mínimo de nuestros reclamos o reivindicaciones es incompatible e inviable frente los intereses del régimen y del sistema capitalista; o si no vean lo que le hicieron al pueblo iraquí: el imperialismo norteamericano masacró a todo un pueblo con la excusa de que buscaban el desarme de Saddam Hussein y sus “supuestas” armas de destrucción masiva, cuando en realidad lo que buscaban era controlar todo el petróleo iraquí, y su expansión política, económica y social; convirtiendo al pueblo iraquí en una colonia yanqui-británica (cabe destacar que mientras se llevaba a cabo este genocidio, en Estados Unidos la Bolsa estaba en el décimo subsuelo y el precio del petróleo crudo estaba por las nubes).


Todo esto demuestra que el capitalismo no puede continuar, al igual que sus gobiernos; ellos han colapsado, no pueden ni deben seguir, porque nos han llevado a una bancarrota política, económica y social impresionante; el que ellos sigan gobernando alimentará crisis aún mayores. Por eso, ahora más que nunca es hora de redoblar la apuesta: son ellos o nosotros, o los echamos o nos destruyen.


Sin embargo, algunos se preguntarán: ¿A quiénes hay que echar? La respuesta es: a los viejos y renovados representantes de los partidos del régimen, porque es mentira que los Menem, Kirchner, Rodríguez Saá, Carrió, López Murphy, Moreau y compañía tienen una salida para el pueblo; al contrario, el que ellos sigan agudizará aún más la crisis en la que nos encontramos.


Entonces, entramos en el segundo interrogante: ¿Los echamos y qué pasa?, ¿convocamos a elecciones?, ¿quién las convoca? Que se convoque a una Asamblea Constituyente libre y soberana, capaz de reorganizar el país sobre nuevas bases sociales, políticas y económicas. No se convocaría a elecciones, porque sino seguiríamos jugando en el terreno de la burguesía (por ejemplo, las elecciones del pasado 27 de abril fueron un escenario más de la crisis capitalista). El tercer y más elemental planteo: la Asamblea Constituyente que los sectores en lucha plantean, no la puede convocar ninguno de los alumnos del sistema, porque para empezar la Asamblea Constituyente no tendría un alcance revolucionario; en segundo término, no sería para gobernar, sino para derogar o modificar dos artículos menores de la Constitución o para hacer una reforma total o parcial de la misma; en tercer término, revalidaría a los alumnos del sistema. Entonces, ¿quién debe convocarla? Muy simple y lógico?, los que luchen por esa Asamblea Constituyente. Y si se convocara una Asamblea Constituyente, ¿cómo funcionaría y de qué se encargaría? Funcionaría con representantes del pueblo en lucha, y se encargaría de: desconocer la deuda externa usuraria, contraída a espaldas del pueblo, y que se rompa inmediatamente con el FMI; de que se nacionalice la banca y el comercio exterior bajo control obrero; que se renacionalicen las empresas privatizadas bajo control de sus trabajadores; poner en funcionamiento toda empresa que cierre y despida bajo control obrero; establecer un salario mínimo o un subsidio al desocupado equivalente a la canasta familiar; y reparto de las horas de trabajo entre toda la población sin afectar el salario.


Todo esto sería una base para pasar de un sistema capitalista a uno socialista.