El escuadrón del gobierno

El 19 de agosto a la madrugada, en el instituto Aráoz Alfaro, 11 menores —seleccionados de una lista— fueron levantados a bastonazos y a patadas con botas de punta de acero, y posteriormente empujados a las duchas, donde el agua fría los convenció de que no era una pesadilla sino la realidad. Rápidamente fueron sacados al patio (desnudos), donde siguió todo un repertorio de gimnasia, a 4 grados de temperatura, acompañados de insultos y golpes que un grupo de tareas (20 personas ajenas a la institución) llevaba a cabo. La consecuencia de esta sucia y violenta represión fue: 3 menores heridos, y uno con quebradura de cadera (posteriormente internado en el Melchor Romero).


El operativo que, por sus características, tiene una gran similitud con los de la última dictadura, fue dirigido por un criminal de la misma, el inspector Julio Barroso  (actual director de Institutos Bonaerenses), señalado por CONADEP como integrante del Pozo de Banfield (Clarín 24/8). Matilde Ripoll (director del Alfaro en ese momento) denunció que Barroso hizo más de 4 llamados telefónicos para hablar con Rodolfo Galeano (miembro del servicio penitenciario), encargado del operativo.


El gobierno de Duhalde se ha lanzado violentamente a romper con las fugas masivas que producen los corrientes motines en los 40 institutos de la provincia de Buenos Aires (La Nación, 26/7) y muy particularmente el Araóz Alfaro. El 30 de mayo, Carlos Ibarra (de 17 años), tras un motín, fue asesinado de dos itakazos (uno en el estómago y otro en los testículos) por la guardia de infantería, que sembró una violenta represión sobre los amotinados (Clarín, 1/6). Estos menores, según dicen los investigadores policiales, son un peligro social por la participación en robos y saqueos a escuelas.


Las fugas, por sus consecuencias sociales, han traído un gran dolor de cabeza al Gobierno, que ante la total impotencia se ha lanzado a formar un escuadrón para sembrar el terror sobre los oprimidos, que desde muy temprana edad lo son. El 90% pertenece a sectores marginales, con viviendas precarias, con una pésima alimentación, con malas condiciones sanitarias, con nulas posibilidades de acceder a elementos necesarios para su desarrollo personal y por consiguiente social (La Nación, 26/7).


El subsecretario de infancia, familia y medio ambiente, Norberto Liwsky, ha salido a acolchonar a la represión agarrándose en los elementos encontrados en la intervención: armas blancas, bebidas alcohólicas, combustibles y un arma de fuego. Se nota que Liwsky y toda la camarilla cómplice, tienen una gran experiencia en inventar evidencias y ponérselas a los chicos. Cuatro días antes, en una reunión entre todos los directores de Institutos en Abasto, se habían “descubierto” los elementos que guardaban, por revelación divina. El 15 de agosto, antes de terminada esa reunión, se labró un informe en el que se detallaba la existencia, en coincidencia, de los elementos que se encontraron luego, y violando leyes y tratados internacionales, se hizo sin previo aviso al juez de turno esta silenciosa cama.


 


Conclusión


El agravamiento de la crisis capitalista ha llevado a que estas instituciones sean desnudadas como la impotencia DEMOCRATICA de curar a los chicos, degradados por las condiciones sociales impuestas. Por este motivo, el gobierno, como en Brasil, ha formado este escuadrón que siembra el terror sobre los chicos detenidos. Liwsky anunció, como vocero, la decisión de Duhalde de crear “equipos interdisciplinarios” para prevenir revueltas (La Nación, 26/7), una cortina de humo.


 


(Mar del Plata)