Correo de lectores
1/7/1999|633
El maoísmo y la cuestión agraria argentina: la base teórica de una política contrarrevolucionaria.
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En Prensa Obrera N° 629, apareció en el correo de lectores, una carta firmada por Daniel Gaido, de Haifa, Israel En la misma se hace referencia a un artículo publicado en la revista En Defensa del Marxismo N°22, cuyo título repito en esta nota. Daniel cree que artículo “contiene varios errores garrafales” que se habrían producido por “una falta de atención suficiente hacia la teoría marxista”. Unas cuantas líneas bastarán para mostrar que esto es exactamente al revés.
Nos plantean, en primer lugar, que la renta implica una deducción de la ganancia, es decir que es una expropiación al capitalista. Esta afirmación pasa por alto un dato elemental, que ya apuntamos en el artículo de EDM: la propiedad privada de la tierra es una condición sirve qua non para el desarrollo del capitalismo en el agro. El capitalista necesita expropiar a los campesinos para obligarlos a vender su fuerza de trabajo y para poner las tierras en producción sobre la base de economías de escala. La renta es el pago por el alquiler de las tierras en el marco de un sistema que no puede funcionar si no es bajo el régimen de la propiedad privada. Es, por lo tanto, parte del costo de la producción, y quien la termina soportando es el conjunto del pueblo. De este modo, la renta aparece como un excedente por encima de la ganancia media (Ver Marx y Engels, El Capital. Cap XLV “La renta absoluta” y Cap XL- VII, “Génesis de la renta capitalista de la tierra”, tomo III).
El capitalista sólo paga la renta, es decir, sólo pone las tierras en producción si tiene, en principio, asegurada la tasa media de ganancia. Así, la renta aumenta sólo si la ganancia se incrementa. La idea de que la renta juega un papel deductivo contra el capital fue sostenida por una variada pléyade de elementos democratizantes (stalinistas, maoístas, dependentistas, estructuralistas. socialdemócratas. etc.), que tienen en común su sistemática intervención en defensa del capital.
Un último comentario. La afirmación de que la propiedad latifundaria no constituyó en la Argentina una traba para el desarrollo del capitalismo sino que, por el contrario, lo favoreció; no sería correcta, según Daniel, porque Lenin llamó a confiscar los latifundios rusos (sic). ¿Es válido tomar lo que dijo Lenin en 1917 como la Verdad Revelada, aplicable a todo tiempo y lugar? ¿No será, nos preguntamos, que la situación del agro rusa era tangencialmente distinta de la del agro pampeano, de Estados Unidos o de la actual Haifa? En efecto, en el caso ruso nos encontramos en el sector agrícola con un modo de producción precapitalista, en el que los latifundios representaban el baluarte de una economía cuasi-feudal, tremendamente atrasada, la que en ese momento era necesario superar. En la región pampeana, por el contrario, los latifundios se constituyeron al calor del desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas, alentados por la expansión de la demanda externa y por la aparición del imperialismo, llegando a tener, para principios del presente siglo, un nivel de tecnificación igual o superior al de EE.UU. o Canadá. Por último, el “rápido desarrollo de EE.UU.” no se explica por el lado de su sector agrícola sino, más bien, por el industrial.
En definitiva, un análisis de tipo histórico resulta indispensable para poder comprender el gigantesco aporte del marxismo en la explicación del funcionamiento de la economía capitalista.