El PO y la Esma (V)

Estimados compañeros: Al sentirme especialmente involucrada con el tema sobre la Esma, y su utilización, me decido a tratar de hacer algún aporte sobre el tema. Soy una militante que estuvo más de 7 años en cana durante la dictadura del ‘76 al ‘83, con mi hermana gemela desaparecida (embarazada), un hermano preso a los 16 años, y otro secuestrado junto con mi padre y liberado a los días. Hago estos comentarios con el fin de señalar que se presta tal situación como para avalar un estado de bronca personal; aun así, al leer la tapa de la Prensa del 18 de marzo no coincidí, y sí totalmente con la nota hecha por el compañero Altamira y publicada en la Prensa Obrera N° 849.


Vuelvo a encontrar sobre el tema, en la N° 852, una carta del compañero Omar, y quiero decir: Si hay algo que caracteriza al capitalista armado o desarmado es la terrible humillación a que somete al hombre que tiene bajo su poder; es probable que con el fin de terminar con la dominación uno se vea tentado a coincidir con los métodos del enemigo, pero esto no es una cuestión personal, es una cuestión política, y es en definitiva la que marca los métodos y los límites. Además, simplemente sospecho -con el mayor de los respetos por los compañeros- que no imaginan lo que son capaces de hacer estos personajes formados estrictamente como máquinas de matar, violar, torturar, masacrar, etc., etc.; lejos -también sospecho- de la formación de un revolucionario.


Esa máquina está intacta y aceitándose; todo lo que genera el régimen es violento y ninguna salida será pacífica porque graciosamente no cederán sus bienes a la clase obrera; pero que se violenten situaciones en defensa de nuestros derechos, de la clase oprimida en general, no implica que una situación que no sea defensiva (teniendo el poder) avale usar métodos de terror y humillación. Yo soy una militante del PO, pero fui montonera, y quería decirle al compañero Omar: es más fácil mirar por la mira de un fusil, que elaborar la política correcta para la liberación del pueblo.


Con todo afecto,