El resultado electoral: una circunstancia contradictoria

Sabido es que no se emprende una tarea sin que su resultado sea previsto con optimismo. Con escepticismo no se construye. También es cierto que más allá de lo previsible, el optimismo se vuelve en contra de la tarea. ¿Pasó esto en la perspectiva con que se abordó la actividad electoral? El tema es importante por cuanto en palabras de Altamira (en ocasión del balance de las elecciones presidenciales de 1999) “la evolución que vaya adquiriendo la conciencia de las masas es el asunto más serio en un período de características excepcionales…”. “La penetración en las masas es válida cuando se realiza por medio de un programa…”.


En el marco de una situación caracterizada de revolucionaria (XIII Congreso del PO), situación que se daría por la imposibilidad de la burguesía y de sus gobiernos de continuar gobernando provechosamente y la impos ibilidad de las masas oprimidas de aguantar cada vez más y más una mayor explotación, y dada la existencia del partido revolucionario que presenta un crecimiento importante, crecimiento ganado en la dirección y en compañía de los … proletarios y masas explotadas que entraron en lucha en los cortes de ruta, tomas de fábrica, reconquista para la clase de direcciones gremiales, asambleas y congresos de trabajadores en los cuales la autoridad política ganada hizo aprobar métodos organizativos y programas; habría llevado a pensar en una penetración mucho mayor que la realmente existente, de las ideas revolucionarias en el seno de las masas. Sigue siendo válido, pues, aquello de que “la clase obrera peronista no nos ve ni nos escucha”.


Esta circunstancia llevó a la contradicción de un crecimiento partidario, en cantidad y calidad, y a pérdida en el caudal electoral. La clave de su interpretación estaría dada por el apoyo recibido de sectores comba tivos en las luchas reivindicativas de la clase, porque nos aprecia como herramienta útil en ese plano, pero no nos ve así en el plano electoral, ni al PO ni a la izquierda en su totalidad. Clase obrera, pequeña burguesía empobrecida, masas explotadas en general y presas aún de una ideología nacionalista populista, prefirieron sacarse a Menem de encima y apoyar sin mayor convicción a Rodríguez Saá o Kirchner, por aquello de que un clavo saca otro clavo. En Mendoza, el apoyo electoral a Kirchner fue menor que el presentado en el orden nacional.


Mientras tanto, la población hace su experiencia, las circunstancias económicas y su deletéreo desconcierto político social continúan su curso. El gobierno, ya en plena campaña electoral, tratará de tapar algunos agujeros, pero de aquí a seis meses, la crisis estará en un nuevo y nauseabundo nivel. Ni Kirchner ni Mandrake pueden torcer la decadencia senil del imperialismo.


(27/5)