Jagüel: Cortamos la 205

Sr. Director:


Para quienes seguíamos de cerca el caso del joven Peralta, en las horas previas al fatal, previsible desenlace, asistimos boquiabiertos a un amoral y perverso cruce de acusaciones y pases de factura entre funcionarios policiales y miembros del establishment gubernamental. Quienes justamente están facultados legalmente para custodiar celosamente la seguridad de sus conciudadanos son los principales sospechados, no sólo del secuestro y posterior asesinato de una nueva víctima inocente, sino también de narcotráfico, proxenetismo, proteccionismo, etc., delitos que en una sociedad que tiene satisfechos los conceptos de trabajo, salud y educación están reservados para el homo marginalis, para los guapos de patota, bah_


Luego de radicada la denuncia correspondiente al hecho –ya se conocían los pormenores y hasta los nombres de quienes lo perpetraron–, pero no, había que seguir desentendiéndose, mientras que los que estaban sufriéndolo en carne propia iban de despacho en despacho sin obtener respuesta y el dolor ya era furia, y la gente se movilizaba pidiendo justicia y la investigación estaba a cargo (¡vaya paradoja!) de quienes terminaron en cana (?). No creo, como asevera el gobernador Solá, que exista, que reine la anarquía en la población; esto lo afirmamos quienes conformamos el Polo Obrero, pues la toma de decisiones es el resultado de un profundo debate, luego votada en asambleas, en verdaderas, en democráticas asambleas. Sí creo que la brutal anarquía (las anarquías suelen serlo) está instalada entre quienes conforman el poder político y, por ende, en los organismos de “seguridad” –léase policía.


Luego el final_, la muerte de nuevo enlutando el hogar, por supuesto, de gente trabajadora; después la furia, el incendio de una seccional de policía, el pueblo copando el centro de El Jagüel (con jota, no con ye), la pueblada y el patético accionar de la policía tratando de hacer un buen papel ante la propiedad privada violada por personas ajenas a los legítimos reclamos populares. Cuando llegamos a la estación El Jagüel, el caos era total entre la policía y los depredadores, no así entre los compañeros del Mtd, del Mas, de Barrios de Pie y el Polo Obrero; quienes nos juntamos no sólo para manifestar nuestra solidaridad y respeto para con los familiares del muchacho asesinado y en contra de las patotas policiales, sino para observar a unos uniformados “sacados que actuaban como locos” e “in situ” trabajar en la respuesta que a posterior se “votó” por mayoría, esto es, corte de ruta, la “205”, movilización y repudio a la policía y al intendente Groppi.