Estimados compañeros:

Me dirijo a ustedes con el mayor de los respetos, aún con algunas disidencias, con el fin de aportar – con toda humildad – ideas que puedan servir para encontrar la herramienta que libere a nuestro pueblo a través de la Revolución. Quisiera hacer un comentario-sugerencia que atañe al funcionamiento de la III Asamblea Nacional de Trabajadores Ocupados y Desocupados, a la que tuve el honor de asistir como delegado por la Asamblea Popular de Sarandí. Esperaba poder hacerlo en el Plenario pero no hubo oportunidad de hacerlo. Soy de los que piensan que la Asamblea Nacional de Trabajadores Ocupados y Desocupados , aún no es el centro coordinador de las organizaciones populares en lucha, pero que sí puede llegar a serlo; y, me parece, debemos trabajar fervorosamente para ello. Como dije antes, me desenvuelvo en el movimiento asambleario y, desde ese lugar, debo decirles que, en la Asamblea Nacional las asambleas populares sólo participamos como invitadas; no participamos de la convocatoria, ni de la organización, ni de la coordinación, ni de la redacción de los documentos. Creo que para hacer verdaderamente amplio, democrático y participativo el espacio de la Asamblea Nacional, el movimiento asambleario debería tener asignado esos roles. Como así también el movimiento estudiantil clasista, el sindicalismo combativo (obviamente, no los De Gennaro, D‘Elía ni Alderete), todas las fábricas tomadas, e incluso los partidos políticos de izquierda. De esa forma se tendría todo el espectro revolucionario coordinándose dentro de la Asamblea Nacional, en un marco de respeto e igualdad.

Sin más motivo y esperando ser útil a la causa de la Revolución, les envío un caluroso y afectuoso abrazo