La campaña electoral en Córdoba

Hemos elegido el slogan: Ni De la Sota ni el mestrista Aguad; el 8, pongamos un límite. Está bien, la elección no está polarizada, De la Sota lleva una ventaja de 20 puntos sobre Aguad, pero éste puede crecer. Pero ataquemos el flanco de menor resistencia de ambos, lo más débil de cada uno: el carácter menemista de De la Sota y el carácter delarruista de Aguad (fue ministro de Mestre en la intervención federal a Corrientes que dejó cuatro cadáveres de trabajadores sobre el puente con Resistencia). Es mestrista hasta la médula roja de los huesos, pero Mestre murió hace poco y es parte de la divisa de muchos radicales enemistados con el radicalismo. Es muy mal visto por los empleados públicos; en el resto de la población, no tanto.


Pongamos un límite es correcto, se inscribe en la situación política post-27 de abril y el carácter de la campaña. Pero es la peor forma de decirlo, porque es algebraico, simbólico, no menciona ni alude a los reclamos sociales planteados, pendientes y atrasados ni al carácter inestable (no acabado) del propio fortalecimiento de los explotadores y sus funcionarios ejecutivos. Una determinada lucha real por un reclamo puntual (defensiva, vista desde este ángulo), por la presión del capital financiero y el compromiso de aquellos funcionarios con éste, puede convertirse en ofensiva y cuestionar partes, aspectos, funcionarios concretos del poder concreto. Puede ser el caso del boleto del transporte urbano y el tema sanitario y los intendentes, concejales y funcionarios del Ejecutivo provincial en estas áreas. No se me ocurre una consigna mejor, pero eso no me hace sentir obligado a callarme.


Por otra parte, tengamos en cuenta que las automotrices se fueron o redujeron salvajemente la cantidad de obreros ocupados y casi no quedan autopartistas; todo eso a pesar de las tarifas subsidiadas y los beneficios impositivos otorgados por el gobernador que va por su reelección. Está bien, demos batalla por los votos de la clase media, equiparemos a De la Sota con Aguad en el slogan. Pero disputemos nuestros votos naturales, los votos influenciados por nosotros y el movimiento piquetero, que no nos votaron el 27. En primer lugar, apuntemos a sacarle esos votos a De la Sota. Esos trabajadores votaron por alguna de las tres candidaturas peronistas, pero ahora no tienen un menú de tres que trataban de poner a las otras dos en el infierno durante la campaña nacional. Ahora tienen un solo candidato: De la Sota, el responsable de la tasa más alta de desocupación de todas las metrópolis del país durante la presente crisis.


Además, el programa Vida es un ” cuento del tío” más que una campaña publicitaria. El “136” telefónico para emergencias médicas durará hasta el lunes 9 de junio a las 9 horas. Así está previsto; las pasantes del call-center tienen contrato hasta esa fecha, al igual que las ambulancias y los profesionales. Una vez contados los votos, como las golondrinas, volarán a otras playas. Los créditos personales del mismo Vida tienen un presupuesto bajísimo, comparado con la diferencia que el Estado Nacional no paga, pero De la Sota sí asegura a los supermercados, grandes comercios y grupos económicos de la provincia por el canje del Lecor, la cuasimoneda provincial.


A este nuevo endeudamiento provincial a tasa usuraria, se agregará la opción de compra de parte del Banco de Córdoba, que será privatizado inmediatamente, en cuanto termine la captura de los Lecor y la elección del 8 de junio. Justamente por eso, es necesario plantear en la propaganda No a la privatización del Banco de Córdoba, que está pactada con el Banco Central y, fundamentalmente, con el Banco Mundial, y que abrió el crédito de los 250 millones de dólares a la provincia y el rescate de los Lecor. Redondeando, el slogan sería: De la Sota, el privatizador fracasado del ‘99, es el rematador, alquilado por los usureros, del 2003.