La crisis

La crisis que expresa las graves dificultades de la sociedad actual, no solamente en la Argentina sino en el mundo entero, es presentada de forma engañosa y corresponde desmitificarla.


La mayoría de la población se refiere a la crisis como si fuera producida por un virus o mejor dicho como algo de origen desconocido y de lo que nadie es culpable. Esta mentira sirve para evitarle culpabilidad a los gobiernos, que afirman combatirla con soluciones maravillosas, pero invariablemente cargan más miseria sobre la clase trabajadora, ya sea reduciendo los salarios o aumentando las horas de trabajo, medidas todas para lograr una mayor explotación.


Debemos explicar qué es la crisis y por lo tanto cómo se origina; siendo su causa la desigualdad económica de las personas de la sociedad actual, representada por la acumulación de la riqueza que los patrones les quitan a los obreros cuando les pagan por su trabajo.


La acumulación de dicha riqueza en los dueños de las empresas y que los asalariados no pueden adquirir causando la imposibilidad de obtenerlos, este es el procedimiento en el sistema en que vivimos, contradicción que produce lógicamente la crisis. Razón por la cual luchan los partidos revolucionarios en el mundo, cuyo nombre en la Argentina es Partido Obrero.


Esto sólo se resolverá con el cambio de sistema, o sea que los medios de producción pasen a manos del Estado y que el usufructo del mismo sea compartido por toda la comunidad, sin privilegios personales.


Obsérvese que en las épocas previas a la profundización de la crisis es cuando se observa más la acumulación de productos elaborados, con la concentración de grandes capitales llegando su valor y los precios de las empresas a montos descomunales, prueba de la acumulación de la mencionada riqueza en manos de los patrones y la pobreza de los trabajadores. Es de observar que la riqueza se acumula en este sistema cada vez en menos manos.


Por lo antedicho se impone el nuevo sistema, que no es otro que el socialismo.


Por la Cuarta Internacional.