La cuestión del poder

En el Editorial del N° 865 de Prensa Obrera, Jorge Altamira caracteriza el alcance internacionalista de la crisis de poder de los gobiernos capitalis­tas.


A pesar de tener en cuenta que una crisis de poder no contiene ne­cesariamente características revolu­cionarias, seguramente a más de uno nos costará trasladar esta reali­dad a países como Estados Unidos o Alemania. Claro que mucho más fácil es entenderlo en el cuadro po­lítico de Bolivia, Argentina o Perú, entre otros.


Sin embargo, no se necesita de­masiada profundidad para que salte a la luz la confirmación del planteo del Partido Obrero.


Sin inhibiciones, lo cual es raro, el diario Clarín titula: “En Alemania del Este añoran los viejos tiempos del comunismo" (Clarín, 30/8). ¡Qué tal! Según la corresponsal, “algunos (alemanes) hablan ya del ‘muro de la frustración’” (ídem). Ya es muy no­torio que el descontento social y la inestabilidad política en el Este se están agudizando a pasos agiganta­dos. “Todos los lunes desde hace un mes, miles de personas salen a pro­testar en Leipzig, Dresde y otras ciu­dades del Este” (ídem). Por otro la­do, “en Brandeburgo, donde se ce­lebran elecciones regionales el 19 de septiembre, el más votado sería el Partido del Socialismo Democrá­tico (PSD), heredero del partido de gobierno de la RDA” (ídem).


A quince años de la caída del Muro, se manifiesta el descomunal fracaso del capital para reinstalarse en territorios que había perdido. Es­te manifestación, claro está, tiene un aspecto material (la tasa de desocu­pación es mayor al 18,5% en el Es­te) y uno subjetivo (la protesta popular). Sin embargo, como marxistas, no podemos dejar de ignorar ciertos rasgos estalinistas en la me­lancolía. Pero pese a ello, las masas no han atravesado un proceso bu­rocrático en vano. La experiencia pesa, y mucho. “El Bild (popular dia­rio) (…) se indignó con una encues­ta en la que el 76% de los alemanes del Este considera que ‘el socialis­mo fue una buena idea mal aplica­da’". Ahora sí, doblemente ¡qué tal!


Está más vigente que nunca el concepto de que al “comunismo" se le opone la revolución proletaria; y al capitalismo, el comunismo.