Correo de lectores
14/10/2004|872
La cuestión del poder
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En el Editorial del N° 865 de Prensa Obrera, Jorge Altamira caracteriza el alcance internacionalista de la crisis de poder de los gobiernos capitalistas.
A pesar de tener en cuenta que una crisis de poder no contiene necesariamente características revolucionarias, seguramente a más de uno nos costará trasladar esta realidad a países como Estados Unidos o Alemania. Claro que mucho más fácil es entenderlo en el cuadro político de Bolivia, Argentina o Perú, entre otros.
Sin embargo, no se necesita demasiada profundidad para que salte a la luz la confirmación del planteo del Partido Obrero.
Sin inhibiciones, lo cual es raro, el diario Clarín titula: “En Alemania del Este añoran los viejos tiempos del comunismo" (Clarín, 30/8). ¡Qué tal! Según la corresponsal, “algunos (alemanes) hablan ya del ‘muro de la frustración’” (ídem). Ya es muy notorio que el descontento social y la inestabilidad política en el Este se están agudizando a pasos agigantados. “Todos los lunes desde hace un mes, miles de personas salen a protestar en Leipzig, Dresde y otras ciudades del Este” (ídem). Por otro lado, “en Brandeburgo, donde se celebran elecciones regionales el 19 de septiembre, el más votado sería el Partido del Socialismo Democrático (PSD), heredero del partido de gobierno de la RDA” (ídem).
A quince años de la caída del Muro, se manifiesta el descomunal fracaso del capital para reinstalarse en territorios que había perdido. Este manifestación, claro está, tiene un aspecto material (la tasa de desocupación es mayor al 18,5% en el Este) y uno subjetivo (la protesta popular). Sin embargo, como marxistas, no podemos dejar de ignorar ciertos rasgos estalinistas en la melancolía. Pero pese a ello, las masas no han atravesado un proceso burocrático en vano. La experiencia pesa, y mucho. “El Bild (popular diario) (…) se indignó con una encuesta en la que el 76% de los alemanes del Este considera que ‘el socialismo fue una buena idea mal aplicada’". Ahora sí, doblemente ¡qué tal!
Está más vigente que nunca el concepto de que al “comunismo" se le opone la revolución proletaria; y al capitalismo, el comunismo.