Correo de lectores
24/2/2000|655
La iniciativa debe ser nuestra
Seguir
Isabel, Glew
Considero a la evolución que vaya adquiriendo la conciencia de las masas como un factor esencial para superar el bloqueo que por hoy lleva a luchar sin encontrar una salida de conjunto, y que lleve la lucha a sobrepasar los límites de la protesta y a plantearse su independencia política y su organización propia. Sin perder de vista que parte de ese bloqueo, el más importante a mí entender, corresponde a las mal llamadas organizaciones obreras y de izquierda, que han contribuido junto a la burguesía para frenar ese avance. En un período, que comparto, de características excepcionales (hoy ante la reivindicación más elemental, el derecho a ser explotado por un salario, se plantea más que nunca la cuestión del poder).
En la campaña electoral levantamos la consigna de reparto de las horas de trabajo, como un activo (también comparto). Pero no fue vista por la clase la manera de implementarla, sin fuerza sindical por un lado y con la falta de implantación del partido por el otro.
Ante la reforma laboral nuestras consignas deben ser claras, hacia adentro y hacia afuera del partido. El solo planteo de “Abajo la Reforma laboral, que la CGT-CTA-MTA llamen a la huelga”, no delimita, no es vista como realizable. La mayoría de los trabajadores repudian a los dirigentes sindicales no se sienten representados por ellos Que esta consigna sea el eje no implica, a mi entender, que no vaya acompañada por ¡Fuera la burocracia cómplice! ¡Congreso de Trabajadores y de bases! ¡Por una nueva dirección! Esta es la discusión que se abrió en nuestro círculo. Defiendo la consigna de expulsar a la burocracia aun pretendiendo creer que la gente está esperanzada en algunas de ellas, pues si fuese así, no estaríamos quebrando ningún intento de movilización, ya que cada sector se arroga la representatividad del movimiento obrero pretendiendo mostrarse diferente, una de otras.
Por otra parte, el partido quedaría como un referente para la clase trabajadora, al saber que estas burocracias deberán ir cada vez más lejos en la integración política imperialista con el régimen y que el gobierno de la Alianza, al volver sobre los pasos del menemismo, se expone a un enfrentamiento con los trabajadores y la pequeña burguesía.
La delimitación política del carácter de clase de este gobierno y sus aliados podrá restar la ilusión de los sectores progresistas, que creen en la Unidad Nacional, sin percibir los intereses de clase irreconciliables que la componen, y trazar una perspectiva clasista revolucionaria.
Además de intervenir en los frentes, el Partido Obrero, ante esta ley, debe tomar la iniciativa de la movilización frente al Congreso; no importa que seamos minoría, nuestra posición política siempre golpea. Además estaríamos siendo consecuentes con nuestro propio planteo. Para que el fruto no caiga en el regazo de otros.