La “salida” nac and pop


Si tomamos nota de la noticia económica más “relevante” del momento -que el presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, haya dicho que no se prevé flexibilizar el cepo cambiario- y si observemos luego el presupuesto 2015 -el cual entró en vigencia hace menos de un mes y prevé un dólar a 9,45 pesos- se deja entrever cuál va a ser la salida económica que propone el gobierno para llegar como sea a diciembre.


Al no prever un levantamiento del cepo cambiario, pierde sentido objetivo una fuerte devaluación de la moneda (que tendría por objetivo evitar una fuerte corrida cambiaria y hacer más sabrosa la entrega a los capitales extranjeros). Más aún si consideramos que 2015 es un año electoral, una devaluación de la moneda sería la última medida que querría tomar el gobierno. En este contexto, también pierde sentido objetivo para el gobierno un acuerdo con los buitres, ya que haciendo sólo esto no podría volver al mercado internacional de capitales y no acordar le permite mantener la última bandera de “patria o buitres”, luego de haber entregado todas las demás.


La cuestión de cómo se financiaría hasta final de mandato se resuelve mirando como viene haciendo ésta ahora: con un fuerte endeudamiento vía swap chino o vía bono dólar linked, etc. La necesidad imperiosa para el gobierno sería encontrar los dólares necesarios para no repetir la fuerte sangría de empleo que sufrió en 2014 (800 mil despidos), para lo cual deja la puerta abierta a un nuevo swap, en este caso no chino sino con Rusia. De manera que, como ya hizo en 2014, en su último año, el kirchnerismo prevé dejar de lado el relato de desendeudamiento y pasar a un fuerte endeudamiento (que incluye incluso “Pactos Roca-Runciman a la oriental”) para dejar el dólar planchado y no sufrir un fuerte aumento de despidos y suspensiones en un año electoral.


En caso de fracasar esta perspectiva, se produciría una profundización de las luchas obreras, las cuales pondrían nuevamente al Frente de Izquierda en el centro de la escena política. En conclusión, el gobierno plantea hacer todo lo posible para patear el ajuste para 2016 con medidas asimétricas, para que sea el próximo gobierno el que venga a realizar el ajuste más ortodoxo y radical.