Larga espera: la desatención de la salud en los hospitales porteños

El 8 de enero de 2018 comencé los trámites y estudios previos para operarme de cálculos en la vesícula en el hospital Fernández, de la Ciudad de Buenos Aires. 

Debí pasar por la odisea de conseguir turno para las distintas especialidades -para cumplir con el pre quirúrgico- lo que supuso realizar colas interminables junto a  cientos de vecinos, desde la madrugada hasta la hora de entrega de los números -alrededor de las 7- y, luego, esperar  hasta las 10 para la atención. 

Pero, luego de tamaño esfuerzo, muchos pacientes ni siquiera llegan a ser atendidos por falta de turno por la escasa disponibilidad. Es habitual que una persona llegue al hospital a las 4 de la madrugada y, luego de 6 hs. de espera, le informen que no hay más turnos.



Esta situación hace que los insultos y demás agravios contra los empleados que atienden al público sean moneda corriente.



Para realizar una ecografía, si se llega a las 5 de la mañana seguramente no se consigue turno ya que dan solo 15 por día.



Dejo lo peor para el final. Luego de transitar desde enero para realizarme los estudios, que abarcaron laboratorio, ecografía, electrocardiograma, examen de la capacidad pulmonar y anestesiólogo, llegué con mis estudios completos a la cita con el sector de cirugía, el 3 de abril pasado. Me dieron fecha para operarme para dentro de 2 años porque estan colapsado los quirófanos dada la cantidad de pacientes que tienen que atender y me recomendaron que buscara por otros hospitales donde me pudieran operar antes, con el riesgo de sufrir una pancreatitis por no operarme  a su debido tiempo.



Los años de gobierno de Cambiemos en nada han modificado la política del kirchnerismo, de abandono de la atención de la salud de las familias trabajadoras. Es un ataque que abarca tanto a los trabajadores de la salud como a los pacientes, que la padecen cada uno a su forma.



El ajuste a la salud pública es un crimen silencioso que se lleva la vida de los trabajadores.