¿Las cloacas de Duhalde huelen mejor que las de Rousselot?

Antes de terminar su mandato, Juan Carlos Rousselot se apresta a brindar el último gran servicio a la patria contratista de Morón, es decir, a quienes en los últimos tres años han saqueado las finanzas municipales a través de un conjunto de “privatizaciones” y de “contratos”  de obras públicas. Los Benito Roggio y compañía, junto a sus amigos de la camarilla gobernante, endeudaron a la comuna en más de 60 millones de dólares, hipotecando así el futuro de las barriadas obreras y de miles de pequeños comerciantes, para quienes los impuestazos son moneda corriente.


Vaciadas las arcas municipales, la próxima víctima será directamente el bolsillo de los contribuyentes. Es que el “plan cloacal” se llevará adelante en la medida que los vecinos vayan pagando por adelantado, y si los vecinos o una parte de ellos no pueden pagar las obras, éstas se suspenderán, los que hayan pagado perderán su dinero, que pasará a manos de la contratista, que además seguramente será indemnizada por suspensión de obra. Las cuotas de la obra serán incorporadas en el impuesto municipal, “garantizando” el cobro para la contratista.


La última “gran obra”  de la gestión de Rousselot no tiene desperdicio. El “plan” tiene como único objetivo enriquecer descomunalmente a los pulpos amigos de la camarilla y atacar brutalmente la economía y el salario de las familias trabajadoras de Morón, con aumento de tasas por supuesta “revalorización” de la propiedad, además del pago de la obra. Por otra parte, las plantas mixtas “blanquean” a los envenenadores históricos del distrito, las industrias que arrojan sus tóxicos a los cursos de agua, como Cidec, Good Year, 3M, Tres Cruces, etc.


El gobierno de Rousselot está cercado por una serie de juicios por corrupción, presenta una comuna quebrada y tiene los días contados. Para un sector de capitalistas y en particular de la patria contratista, en primer lugar la que ha sido postergada de los grandes negociados, este gobierno no da garantías ni seguridad para seguir con el saqueo. Es por esto que quieren colocarse bajo el ala de Duhalde, su fondo del conurbano bonaerense y sus  créditos del BID y el Banco Mundial. Esto explica que una serie de “entidades intermedias”, sociedades de fomento, comerciantes e industriales de Hurlingham y Morón, han manifestado su desacuerdo con el “plan”, adhiriendo como alternativa al “plan cloacal global” del gobierno de Duhalde, financiado por el BID.


Para los vecinos se trata del mismo perro con distinto collar, ya que las obras en cualquiera de los casos serán financiadas enteramente por ellos y sin ninguna seguridad de que sean terminadas. Si las cloacas de Rousselot huelen mal, las de Duhalde ya han comenzado a emanar olores.


Casualmente, estos críticos de Rousselot son partidarios de la división del distrito de Morón, con lo cual se asegurarían el manejo de una parte del aparato estatal para sus negociados. Los capitalistas, sus políticos y hasta los distritos se dividen por los negociados y el saqueo.


Un plan de cloacas y agua corriente para todo Morón, financiado enteramente por la municipalidad, bajo control de los trabajadores y a través de impuestos progresivos a los grandes capitalistas de la zona, que han envenenado por décadas los cursos de agua, es la única alternativa a toda la cloaca rousselotista.