Las muertes de Río Turbio: Ocultamientos y responsables

El accidente que provocó la muerte de 14 mineros en Río Turbio pudo haber sido evitado. Los recursos existentes para prevenir y eventualmente atenuar los efectos de los accidentes en minas de galería (bajo tierra) están disponibles. Sólo había que hacer las inversiones necesarias en prevención y seguridad.


Ya se habló de la falta de mantenimiento de la cinta transportadora a la que la versión oficial adjudica el producir las chispas que llevaron al incendio. Se señaló también que se había eliminado al personal que la operaba y también que no hubo ningún control automático que detectara las fallas en el funcionamiento de la cinta.


Pero, además, cuando se produjo el incendio no hubo ningún sistema de detección que avisara que había fuego en la mina y evitara que el turno del lunes a la noche ingresara (fue el que sufrió las muertes). Todos los indicios llevan a concluir que cuando el turno noche entró, el incendio ya se estaba propagando a sus anchas por las galerías sin que nadie se hubiera enterado.


¿Cómo es esto posible? Los sistemas de detección de incendios son diversos y están instalados en la mayoría de las industrias. ¿Por qué faltaron justamente en una mina bajo tierra, donde sus efectos son letales porque el oxígeno que lo alimenta es el mismo del que depende la vida humana para respirar?


Hay veces que la negligencia no se distingue del delito.


La enorme dimensión del incendio, que demoró días en ser controlado, llevó a que las tareas “de rescate”, que según la televisión ocupaban días enteros, no pasaran de la puerta de entrada y tuvieran un carácter diversionista, para entretener a la gente y hacer creer que se estaba intentando realmente rescatar a los trabajadores atrapados. Era una manera de dosificar la información sobre el número de muertos, para tratar de evitar la rebelión de los trabajadores y del pueblo de la cuenca ante las evidencias de que no solamente Taselli sino también Duhalde, Kirchner, De Vido, los gobiernos nacional y santacruceño, tienen las manos manchadas de sangre obrera minera.