Mensaje para Claudia Freidenraij

He leído con atención y preocupación tu artículo “A la escuela se viene a aprender, no a comer” (Prensa Obrera N° 778).


Me permito hacerte unas observaciones con respecto a este párrafo de la misma: “Los chicos faltan a la escuela durante días e incluso semanas por no encontrarse en condiciones físicas, o se quiebran por padecer osteoporosis (a causa de la descalcificación que implica la falta de lácteos en su dieta).”


El término osteoporosis se reserva para ciertas afecciones características de los viejos (nunca me gustó la expresión “tercera edad”, yo a mis viejos les digo viejos). Una de ellas está ligada a la posmenopausia y es la más conocida. La otra afecta tanto a hombres como a mujeres.


Por esos pruritos de la terminología médica, hablar de osteoporosis en la infancia suena raro, cacofónico, como decir “clorofila animal” o algo así.


El déficit de calcio en la dieta de los niños provoca una serie de alteraciones que se conocen como raquitismo, enfermedad que durante tres generaciones se creyó erradicada de la Argentina. Las condiciones de vida de nuestros chicos retroceden, así, casi cien años.


Cuanto más temprano y más profundo es ese déficit, obviamente más severas son las secuelas. Una de las secuelas tardías es, justamente, la osteoporosis en la vejez. Más allá del dolor humano, que no tiene medida, este pichuleo de un peso de leche hoy significa un gasto enorme en costosas drogas mañana. Si sobreviven, claro…


Las fracturas espontáneas o patológicas secundarias al raquitismo son una rareza en la infancia. Ante una fractura que no se explica por la lógica o la clínica, es obligación pensar en violencia física.


Cuando los huesos dejan de crecer en largo (y ya podemos hablar de una “madurez ósea”), el déficit de calcio provoca una alteración de la osteogénesis conocida como osteomalacia. Digamos, el equivalente del raquitismo en la adultez.


Disculpame el ánimo de maestro ciruela, pero tu artículo es riguroso y serio. Este mínimo error de concepto no le cambia ni le quita sentido. Sin embargo, nunca faltan quienes ante mínimos errores como éste, aprovechan la volada y descalifican todo en bloque. “Qué va a ser cierto lo que escribe esta mina, si no sabe lo que es la osteoporosis”, suele ser el esquema básico de sus seudo-refutaciones.


Disculpame la intromisión. Recibí mis saludos.