Murgas: Positivo el debate

En el Correo de Lectores de PO Nº 1.058, Francisco de la Murga “Patas para Arriba” de Córdoba responde a la nota sobre el balance del IX Encuentro Nacional de Murgas, realizado en Suardi durante el mes de agosto.

En aquella nota, destacábamos al encuentro como un gran paso adelante en la organización de las murgas a nivel nacional y felicitábamos a los organizadores por la importante convocatoria de la juventud. Sin embargo, como murgueros participantes del movimiento, creíamos necesario señalar críticamente algunas cuestiones, no para descalificar a nadie, sino para abrir un debate que nos permita avanzar en las tareas que tenemos planteadas.

En ese sentido, algunas consideraciones sobre la polémica:

1) Francisco admite que el encuentro no discutió un plan de lucha contra la regimentación y la represión estatal contra las murgas, ni debatió acerca de la crisis nacional. Justifica esta carencia en la heterogeneidad del movimiento y en la falta de tiempo. Pero, qué más importante y qué mejor manera de superar esa heterogeneidad que deliberar acerca de nuestras necesidades e intereses comunes como murgueros y resolver un plan de acción colectivo que nos permita avanzar por un camino de unidad. La cultura popular, así como la libertad creativa y la difusión masiva del arte callejero, se oponen objetivamente con los intereses capitalistas del Estado. Por eso creemos indispensable la independencia política de las murgas para poder enfrentar en la lucha a los representantes nacionales, provinciales y municipales de ese Estado. Esta fue la perspectiva con la cual intervenimos en las asambleas y debates los murgueros del Partido Obrero que viajamos a Suardi.

2) Otros, sin embargo, consideraron más importante dedicar el tiempo del encuentro a explicar el carácter revolucionario de la risa. Más allá del debate sobre teoría y estrategia revolucionaria entre las diferentes tendencias que intervenimos al interior del movimiento (el cual creemos de gran importancia), pensamos que era fundamental subordinar estas discusiones a la elaboración de un pliego único de reivindicaciones y a la resolución de un plan de lucha común. En nuestra nota, no hacíamos referencia al resto de los talleres (sobre el espacio público, la ley del carnaval y la militancia barrial). Al observar esto, Francisco percibe un grave error; sin embargo, nuestra idea nunca fue publicar una crónica de Suardi, sino un balance político general. En este punto, es claro que la posición que aquí desarrollamos no se ve alterada por la realización de dichos talleres.

3) En cuanto a la polémica sobre el presupuesto, Francisco distorsiona la realidad cuando afirma que el movimiento “tiene como un principio que el Estado nos debe reconocer como actores de la cultura popular, por medio de la asignación de un presupuesto manejado por nosotros de manera autónoma”, porque no fue la orientación que se definió en Suardi. De todas formas, saludamos la coincidencia con los compañeros de “Patas para Arriba” en torno al financiamiento estatal, el control murguero del presupuesto y la gestión murguera del carnaval; los llamamos a unificar esfuerzos en torno a esta perspectiva.

4) Sobre el final, Francisco encuentra necesario aclarar que el método “ofensivo” y “descalificador” que percibe en nuestra nota, es en realidad un método general del Partido Obrero, cuya “forma de construir” pasaría por “atacar” a “estructuras que claramente están, si no hermanadas, por lo menos del mismo lado”. Sobre esto, sólo decir que el Partido Obrero no “ataca” salvo a los capitalistas y a sus representantes políticos, sino que nos delimitamos de propuestas a apoyar diversas variantes patronales.