Ni independencia de criterio, ni calidad humana

Señores de Prensa Obrera:


Si la gente cree que en materia de arte es como con los gustos, "no hay nada escrito”, no comparto pero tam­poco vale la pena discutirlo, hay cosas más importantes y el mundo igual va como va. Pero hay uno de vuestros "amigos” o militantes que creo que la pifia.


El “rescate” artístico de González Tuñón, pese a su poema elogioso del asesinato de Trotsky, es algo surrea­lista. Política y arte son esferas distin­tas y, en el consumo de masas, a ve­ces hasta competitivas: quienes dedi­can su vida a militar no suelen ser con­sumidores sistemáticos de arte, y lo mismo en la recíproca. El Sr. González Tuñón estará bien valorizado en revis­tas de arte, o políticas de izquierda; pe­ro no parece sólido que se dedique a hacerlo un periódico trotskista.


El asesinato de Trotsky es bastante repulsivo sin necesidad de mirarlo des de una óptica exclusivamente "trots kista": un valiente líder de una gran re volución, perseguido y desterrado por todo el mundo, a quien ya habían ma­tado un hijo, íntegro en un momento de nazismo en alza, asesinado por “servi­cios" enviados por un Stalin que aca­baba de pactar con Hitler entregándo­le Polonia, y que años antes torturaba y ejecutaba, codo a codo junto a la po­licía española que luego adhirió al fran­quismo, a obreros y luchadores de ba­se… Tuñón tuvo gran calidad poética, pero te faltaron independencia de cri­terio y de calidad humana. Desde un punto de vista sólo artístico, ese aten­tado iguala y quizá supera tragedias como “Hamlet o "Rey Lear”; la melan­colía de Tuñón es querible pero no se sostiene junto al sonido y la furia sha- kespearianas, más apropiados para tratar semejante muerte de un legen­dario general bolchevique. Sí los cris­tianos, que posan de piadosos, siguen sin perdonar a tos judíos la supuesta crucifixión de su supuesto mesías, no se ve por qué en un periódico de lucha política trotskista se "rescate" a un buen poeta que se burló del asesina­to, tan trágico como rastrero, de su lider. No hay que ser cristiano; y en todo caso, no tanto.


Afectuosamente,