Opinan nuestros lectores

-Exclusivo de internet

Sobre el análisis de los medios del oficialismo

La verdad no deja de sorprenderme tanta miopía política en el artículo de Marcelo Ramal.

No entiendo de dónde sale ese pseudo argumento de que se quiso ocultar el partido al que pertenecía Mariano, hoy en día saben todos que era del PO. Ustedes ya ven cosas que no están ahí.

La “descomunal censura que los medios oficiales han impuesto sobre el mismo”, refiriéndose al grupo Clarín, ya no les deja ni por asomo la posibilidad de no estar haciéndole el juego a la derecha a dos manos. Si hasta TN les promocionó las marchas, qué papelón.

Hablan de censura por parte del Estado, no saben ni lo que dicen… ¿dónde estaban en los ’70?? ¿Todos en Brasil?

Es una pena que vean al enemigo donde sólo hay una estructura que está defendiendo los intereses que también son de ustedes, que terminen aliándose con el diablo, que mezclen los temas en una ensalada como en el párrafo en que sin que ni siquiera venga a colación mencionan a Telefónica. Es una lástima, porque yo siempre fui de la idea de creer que ustedes y nosotros estábamos en una misma vereda, pero ya me hartan este tipo de posturas que tratan de imputarnos todos los males de este mundo a nosotros, los peronistas, de estos partidos anti-partidos que sólo saben victimizarse y contar sus derrotas como el pesar eterno de un karma en el avenimiento de esa “revolución” que siempre está por venir… pero que nunca llega; mientras que nosotros vamos cambiando el país, vamos rompiendo la estructura que nos oprimió a todos en determinado momento, y que siempre está latente por volver a cobrarse más muertos.

La visión política que tienen ustedes me parece totalmente descuajada con la realidad de hecho. Ni más ni menos que la que expresa el grupo Clarín: leerlos a ustedes es para mí exactamente lo mismo que mirar TN, hasta hacen eco de las mismas frases hechas. Repito: qué lástima, verdaderamente.

Emilio

 

“Qué sapo (FMI), amigos K”

Hola, con el mayor de los respetos a quien escribe.

Veo una nota enraizada en ira (no reniego de la justificación de quien escribe). Ahora, ¿Cual sería la propuesta? ¿Cuál es la solución? El Indec tiene un motor de escatimación de datos por ser índices de deuda pública, trascendió que en el 2008 Argentina se ahorra en pagar 6 mil millones por estas mentiras. Digo, la inflación es inflación y la vivimos en el cotidiano no hace falta un índice del Indec para saber que Loma Negra genera suba de precios en función de demanda y facturó un 95% del Patrimonio Neto total, como lo ha hecho Molinos en un 75%, Quick Food en un 64%. Los sueldos han ido subiendo en una escala histórica superior a otros procesos de inflación ¿milagros luego de la explosión social de 2001 donde quedó un país debastado o aplicabilidad concreta con las herramientas actuales? Nos debemos plantear si salidas abruptas o salidas concretas y luego partir…

De todas maneras reconozco mi enfado en función de la editorial anterior de Altamira. Escatima datos al igual que el Indec, de leyes constitucionales que dieron andamiaje a la Constitución del 94 y desconoce las posteriores Leyes de la Operatividad Constitucional, habiendo sido actor principal de la reforma o constitucionalista en el año 1994.

¿A quién le creo?, ¿a quien miente con el Indec o quien miente haciendo críticas? ¿de qué base arranco para saber?

Abrazos.

Gabriel Mig

PD: ya sé, para Altamira seré un demócrata bien intencionado.

 

Rosas: de Menem a Cristina

Es muy interesante el hecho de que los Kirchner reivindiquen a Juan Manuel de Rosas como uno de los próceres latinoamericanos (su retrato está en la galería homónima de la Casa Rosada junto al Che Guevara, Perón y Evita) y ahora salgan con esto del Día de la Soberanía. Se ubican en continuidad con el gobierno de Menem, que repatrió los restos de Rosas y lo colocó en el panteón de billetes de 20 pesos también tomando la Batalla de la Vuelta de Obligado como referencia.

Además de las apreciaciones que muy bien recuerda el compañero Rath, habría que hacerle notar al gobierno “nacional y popular” que “luchó” contra la “puta oligarquía terrateniente” que el de Rosas fue una dictadura de esa burguesía terrateniente -en ese momento exportadora de cueros y carne salada y barata para el consumo de los esclavos africanos explotados en las colonias del imperialismo inglés, español, francés y holandés del Caribe- que entre otros “méritos” continuó con la guerra contra los aborígenes pampeanos iniciada por Rivadavia en 1823 (que siempre recuerda Osvaldo Bayer hablando del coronel prusiano Rauch y Arbolito) masacrando miles de ranqueles en su Campaña al Desierto sólo 40 años antes del genocidio dirigido por el general Roca.

Rosas asumió la totalidad del poder político, incluso judicial, tomando personalmente la sanción sin juicio ninguno de los gauchos en la provincia de Buenos Aires condenando a cientos a trabajos forzados para sus compañeros de clase estancieros o bien para el ejército, práctica instalada -otra vez- por Rivadavia con la sanción de la Ley de Vagos y continuada por los Mitre y Sarmiento, referencia obvia de nuestro “Martín Fierro”. El mismo gobierno dictatorial que garantizó la expansión del monopolio de la tierra de unos pocos oligarcas a costa de la sangre de aborígenes y gauchos impuso -con la alianza del Vaticano y la Iglesia Católica- un régimen de terror, prohibiendo obras de teatro, quemando libros, censurando a la prensa y obligando a toda la población a portar vestimenta de color rojo punzó so pena de cárcel. ¡El color celeste estaba prohibido!

¿Será el sueño inconsciente de los “6,7,8”?

Con toda esa fuerza para atacar las libertades democráticas y aniquilar a los trabajadores rurales y aborígenes pampeanos Rosas continuó la “acumulación originaria” de la “puta oligarquía” en nuestros suelos. Sin embargo, no le alcanzó tanta fuerza para derogar el pacto de “amistad” que Rivadavia firmó con los ingleses en los años ’20 ni siquiera ante el bloqueo de los ’40. El primer bloqueo francés en el ’35 terminó con la concesión a Francia de los mismos privilegios comerciales que tenía Inglaterra.

Que Carlos Menem, Pacho O’Donell y Cristina le expliquen a nuestros estudiantes por qué el Gran Prócer que defendió a la “Patria” (sus negocios burgueses en verdad) contra los piratas imperialistas huyó en 1852 en una cañonera que 103 años después fue paraguaya pero que en el caso de Rosas fue británica y terminó sus días cómodamente protegido y mantenido por el gobierno de Su Majestad británica en una finca de Southampton en reconocimiento a sus servicios para los ingleses.

Menem, Néstor, Cristina y sus alcahuetes conocen esta historia y la defienden porque defienden la génesis del Estado burgués en Argentina, con o sin roces con el imperialismo.

Leonardo Grande, docente