Poema II

Queridos compañeros;


Les envío este poema, escrito en mis horas libres como aficionado a es­ta rama del arte, que es expresar con palabras escritas lo que uno siente y ve en esta sociedad explotadora.


Sería un placer para mí que salga en el Correo de Prensa Obrera.


Los saludo muy atentamente, y hasta la victoria siempre.


Rojo amanecer


La alborada ilumina la ciudad y el rui­doso tráfico de los vehículos se pone en movimiento.


El proletario, con su humilde bicicleta, hace malabares entre ómnibus y camiones mientras miradas indiferentes ignoran que su vida es sacrificio pa­ra el bienestar y futuro de su familia. Arriesga su vida por una paga de mi­seria: en su trabajo, el cerdo capita­lista que engorda sus arcas a costa de su fuerza física lo humilla.


El, manso y laborioso, inclina su ca­beza y sigue adelante: algún día un rojo amanecer marcará su victoria y todos los proletarios unidos, mirando hacia un nuevo sol, gritarán: ¡Paraíso de la libertad!