Qué hacer

La situación social actual, pro­ducto del sistema político domi­nante, se caracteriza fundamentalmente por dos factores:


A) La descomposición del sistema capitalista, que ya no tiene más para ofrecer a la huma­nidad, y que aun en su caída, mues­tra su crueldad a través del racis­mo y las guerras comerciales monopólicas interimperialistas, que Urde o temprano se convierten en (tierras militares por imponer el dominio territorial y económico.


B) La ausencia de un partido político que represente y organice los intereses históricos de los traba­jadores como dase. Si a estos 2 factores les sumamos la traición gremial de todos los días, veremos con mayor claridad sus consecuencias.


La miseria salarial y la desocu­pación provocan que cada uno bus­que salvarse a sí mismo, sin dete­nemos a pensar que para lograr ese objetivo caguemos al que tengamos cerca, pero en ese mismo mo­mento nuestro prójimo piensa exactamente igual; por lo tanto, se gene­ra un individualismo a nivel gene­ral, que más tarde será aprovecha­do por el gobierno y sus lacayos para imponer sus intereses, sabiendo que lo puede hacer porque el pueblo trabajador se encuentra dividi­do (división creada por el mismo sistema para su dominio).


Si no conseguimos la unión por nuestras reivindicaciones en el me­diano plazo, estamos condenados a la barbarie, al hambre y la desmo­ralización de la única clase crea­dora y progresiva de la historia.


Nosotros decimos que no debe­mos esperar que esto ocurra, más bien, plantar bandera de lucha, caer peleando si es necesario, por eso des­de nuestra agrupación impulsamos dos consignas laborales, que los diri­gentes gremiales tienen la obliga­ción de inscribirla en los Convenios Colectivos de Trabajo:


A) Escala móvil de salarios: aumento automático de los salarios correlativamente con la elevación del precio de los artículos de consumo.


B) Escala móvil de las horas de trabajo: se debe ligar a los que tienen trabajo con los que no lo tengan. El trabajo existente debe ser repartido entre todas las ma­nos de obra existentes, y es así como se determina la duración de la semana de trabajo; de esta for­ma, el salario, con un mínimo es­trictamente asegurado, sigue el movimiento de los precios.


En estos momentos se trata de preservar a los trabajadores de la decadencia y la ruina, se trata de la vida y de la muerte de la clase obrera.


Si el capitalismo es incapaz de satisfacer las reivindicaciones que surgen de los males por él mismo engendrado, no le queda otra cosa que morir, pero para esto debemos pasar por encima de la burocracia sindical y unirnos en un plan de lucha organizado paso por paso, con trabajadores de otros ramos o especialidades.


O nos unimos para la lucha, o aceptamos la barbarie cabeza ga­cha.


¡¡¡La peor derrota es la lucha no dada!!!