Qué son “los mismos intereses”


La orientación social de un partido puede evidenciarse en múltiples aspectos y terrenos de intervención. Sin embargo, la acción legislativa con su dinámica de bloques puede ser el escenario institucional donde se exacerben los puntos de contacto y se pongan en evidencia las distintas orientaciones.


Si analizamos el panorama actual de cara al balotaje, lo que queda claro es que en Diputados las fuerzas políticas patronales se encuentran, en el mejor de los casos, como primer mayoría, pero que ninguna tiene la capacidad de imponer su agenda sin negociación con la primer minoría. Por lo tanto, todo tipo de gobernabilidad en términos institucionales va a estar inexorablemente atravesada por la necesidad de acuerdos políticos parlamentarios entre el PRO y el FpV. Por no nombrar al FR también.


Este panorama que se avizora tiene su correlato histórico en la Legislatura porteña donde, como hemos denunciado incontable cantidad de veces, el PRO y el FpV se han votado alrededor del 90% de las leyes, las cuales han tenido un impacto sobre la Ciudad, que se expresa en el crecimiento masivo de la especulación inmobiliaria, la falta de infraestructura en determinadas zonas y, sobre todo, en el avance sobre la salud, la educación y la vivienda de los laburantes que viven o trabajan en la ciudad. Amén del hecho que muchos de estos avances se han dado en el marco de leyes nacionales que los avalan y que ponen en evidencia las convivencias y articulación entre gobiernos, que delante de las cámaras dicen pregonar modelos diametralmente distintos, como si no fueran en realidad dos caras de una misma moneda: las necesidades históricas de acumulación del capital.


Así, también nuestros planteos dentro de la Legislatura porteña han encontrado siempre el abroquelamiento del arco patronal en contra de los avances de las reivindicaciones de los trabajadores y de orientar la política hacia el mejoramiento de las condiciones de vida de los mismos. Por el contrario, cuando se ha tratado de habilitar o facilitar los negocios capitalistas como el caso de Irsa (constructora del DOT, entre otras cosas), el arco patronal ha sido voluntarioso y hospitalario. No hace falta decir, por último, que donde hemos logrado avanzar en nuestros planteos ha sido como tribunos de intereses de los trabajadores apoyados en la organización y el movimiento de los mismos, como el caso de las 6 horas para enfermería, que encuentra muchísimas trabas puestas por los capitalistas y la burocracia sindical.


Por esto es que en versión municipal, la Legislatura porteña alumbra con su luz el parlamento nacional que viene. Donde sin importar quién sea gobierno y quién oposición se necesitan unos a otros para garantizar el ajuste que vienen proponiendo sobre los trabajadores. Así, las mejores condiciones de luchas no pueden estar dadas por quien gane la presidencia, si parlamentariamente ambos van a acuerdos en contra de los trabajadores.


En este cuadro, el voto en blanco adquiere todo su carácter como expresión de independencia de clase ante la extorsión a la que están sometiendo a los trabajadores y debe ser la base mínima de capital político sobre la cual organizarse para resistirlo. En definitiva, si existe un ajuste por hacerse, que sea aplicado a los capitalistas y no a quienes no tienen más que su fuerza de trabajo, que es la enorme mayoría.


Desde el Partido Obrero llamamos a votar en blanco por la independencia política de los trabajadores y para organizarnos contra el ajuste patronal en ciernes que ambos candidatos defienden, porque defienden los mismos intereses.