Reflexiones desde Santa Fe

Estimados compañeros:


Escribo estas líneas, en primer lugar, para felicitarlos por haber llegado a Santa Fe y por ser un periódico donde se publica la verdad de la situación en nuestro país y el mundo. Admiro la dedicación a cada nota; y reitero: soy un asiduo lector.


Espero que más adelante haya un local del partido y librería para poder obtener las magníficas publicaciones que he visto por Internet.


En segundo lugar, quiero felicitar a Jorge Altamira por su discurso sobre la impugnación de Elena Cruz, y al cronista Pablo Rieznik por su nota sobre los 30 años del “gorila” golpe militar en Chile y su crítica constructiva sobre este lamentable hecho, publicada el 18/9 en el N° 817. También quiero comunicar mi inmensa indignación y repudio frente a todos los totalitarismos en cualquier parte del mundo, en contra del bienestar del pueblo trabajador.


Sobre este tema, y si se me permiten, quisiera aportar algo sobre lo escrito.


En primera instancia, admiro a Salvador Allende, a pesar de sus aciertos y errores; claro está, todo ser humano los tiene, porque conducir los destinos de un país es algo muy delicado y casi siempre algún sector va a demostrar su descontento a pesar de trabajar por el bienestar de todos sin descuidar ninguno.


Allende murió heroicamente en la defensa del cargo que su pueblo le confió; si hubiese sido otro, habría optado por el exilio y por vivir lo más tranquilo, como ha sucedido tantas veces a lo largo de la historia.


Para continuar, su política gubernamental ya estaba condenada a “muerte” el 4/9/1970, por traidores extranjeros y hasta de su propio partido; ni hablar del boicot de los sectores económicos más poderosos de su país y, por supuesto, de la Casa Blanca yanqui, que no quería un gobierno de carácter socialista ni nada que tendiera hacia la izquierda en nuestra amada y vilipendiada Sudamérica, donde colocó dictadores gorilas como Banzer (Bolivia), Geisel (Brasil), Stroessner (Paraguay), Videla (Argentina), Bordaberry (Uruguay) y Pinochet (Chile), como así otros en otras partes del continente y el mundo.


Otro motivo indignante es el pésimo comportamiento de la ex URSS, liderada en ese momento por Leonid Breznev, hacia el pueblo chileno, negando ayuda económica y militar para no tener problemas con el “Tío Sam” y tranquilizarlo al señor Nixon diciendo que “Chile socialista no es una amenaza a los intereses de EE.UU.”, lo cual los norteamericanos no interpretaron así.


El apoyo soviético fue de “solidaridad”, pero ¿puede un pueblo mantenerse con palabras al tener las puertas cerradas de todos los países?


En fin, la historia está juzgando a todos los que directa e indirectamente hicieron fracasar el paradigma socialista en nuestro continente.


Para finalizar, quisiera saber cómo puedo hacer para obtener los libros que se publican. Sin otro motivo, los saludo muy atentamente, y sigan en la lucha para lograr una sociedad equitativa y benéfica para todos.


Un fuerte abrazo.