Correo de lectores
25/11/2004|878
Réquiem para las Pymes balanceras
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Que en la selva y en el capitalismo el bicho grande se come al chico no es ninguna novedad. Que el Estado burgués, propiedad al fin de la gran burguesía, favorece este proceso, tampoco. Esto es, en definitiva, lo que está ocurriendo con el sector de empresas fabricantes de balanzas con el cambio de reglamentación operado hace poco por el gobierno “nacional y popular" que vino a recrear a la “burguesía nacional".
Hasta antes del cambio de reglamentación. los equipos debían ser aprobados por la Dirección de Metrología Legal, un verdadero prostíbulo. El costo de aprobación estaba entre los 100 a 300 pesos y era, técnicamente, una joda: la empresa que presentaba un equipo para su aprobación, "juraba" haber hecho el conjunto de ensayos especificados en la resolución 2307, presentaba planos, dibujos, lista de materiales y listo, equipo aprobado (bueno, tal vez con algún "incentivo").
El cambio de reglamentación establece que el Inti controlará los sistemas de pesaje, y éste se propone hacer cumplir a rajatabla la resolución 2307. "¡Muy bien!, dirán los tecnócratas “apolíticos". “Era necesario controlar los sistemas de pesaje". Pero el meollo de la cuestión está en que los aranceles del Inti son prohibitivos para los pequeños fabricantes. Si éstos quieren hacer aprobar un equipo, deberán pagar tres veces por el mismo servicio. Es que antes de ello, el pequeño fabricante (que no cuenta con la aparatología necesaria para los ensayos) deberá contratar los servicios del Inti para saber si su equipo pasa o no tas pruebas. Luego, arancel por medio, deberá presentar al Inti el prototipo del sistema para que sea ensayado (en el mismo laboratorio) y eventualmente aprobado. Si esto ocurre, con el certificado de aprobación del Inti deberá ir a la Dirección de Metrología Legal y, arancel por medio, solicitar la aprobación del equipo.
Esto favorece sólo a los grandes balanceros, los que en general tienen sus equipos aprobados (con la vieja reglamentación), y de necesitar aprobar equipos nuevos, cuentan con el capital necesario para este fin.
Pero, además, el Inti establecerá un sistema de precintos y todo aquel que repare una balanza deberá, amén de estar anotado como reparador, comprarle al Inti un nuevo precinto para sellar el equipo. Ante esto (y aquí se ve como la pequeña burguesía capitula ante la grande), la Cámara que agrupa a los pequeños balanceros ni chiquito. Es de prever el triste final de mu chas pequeñas empresas batanearas con todo k) que esto implica.