RyR, un grupo lumpen ideólogico

Juan Pérez

De la lectura del artículo publicado en El Aromo Nº 60, titulado “Otra (misma) crítica a Rojas. Jorge Altamira contra el libro de Diego Rojas”, saco una sola conclusión: RyR y su ‘gurú’ Eduardo Sartelli son un grupo (o mejor dicho grupito) despreciable. De otro modo, no se puede explicar que hayan tomado en sus manos, con una pasión digna de las mejores causas, atacar al único libro publicado que investiga el asesinato de nuestro compañero Mariano y que deja establecida, sin la menor duda, la autoría de la burocracia de Pedraza y la responsabilidad política del gobierno K.

Si esta cruzada contra un libro que representa un alegato contra la burocracia y el gobierno es en sí misma indignante, la cosa se transforma en absolutamente insoportable cuando pretende valerse de Jorge Altamira para atacar a Diego Rojas. Claro que para esto, debe recurrir a una total deformación de las observaciones hechas por Altamira en la presentación del libro. Yo estuve presente ese día en el auditorio de la UBA y escuché cómo Altamira saludó el libro y calificó a algunas de sus partes de verdaderos hallazgos. Recuerdo que así calificó, por ejemplo, a la parte del libro que comenta el diálogo entre la presidenta Cristina Kirchner y la familia de Mariano, donde luego de las presentaciones de rigor, Cristina K ataca al Partido Obrero, ante lo cual Pablo Ferreyra se ve obligado a contradecirla diciéndole que hay que avanzar sobre los verdaderos responsables. Seguido a eso, se produce otro entredicho, porque nuevamente la familia de Mariano tiene que salirle al cruce a la Presidenta en relación con su acusación falsa de que los militantes del PO no habían colaborado con la investigación judicial.

La referencia polémica de Altamira al hecho de que la juventud de Mariano no podía llevar a la conclusión errónea de que no tenía en claro sus objetivos no iba dirigida a Rojas, sino a todos los charlatanes del tipo Feinmann, que presentan a la juventud que lucha como una masa de maniobra en manos de dirigentes irresponsables. Con este tipo de ataques, los Feinmann cometen la canallada de responsabilizar por el asesinato de Mariano al PO y no a Pedraza y a la burocracia sindical que actúa como soporte del gobierno. Preguntamos: ¿no es también de canalla cerrar la boca ante los ataques de Feinmann al PO, pero abrirla y gritar contra el único libro que establece con una claridad absoluta quiénes son los asesinos de Mariano y quiénes son los responsables políticos del crimen?

A esta altura, es lícito preguntarse qué mueve a Sartelli a caer tan, pero tan bajo. La única respuesta que tenemos a mano, para no entrar en conjeturas, es que al derrumbe político que ya conocíamos, ahora se le agrega un derrumbe moral. Que Sartelli siga hundiéndose en la envidia y la inquina contra los que han dado un paso al frente y que Diego Rojas siga haciendo presentaciones de su libro, denunciando a Pedraza, al gobierno “nacional y popular” y recordando a Mariano como lo que fue: un luchador y un revolucionario.