Salta, la linda, de tan piquetera se hizo troska

Partido Obrero de San Cristóbal

Si hubiera que dar una clase del Programa de Transición de Trotsky, el proceso político de Salta sería una joyita como ejemplo. La historia, en su contundencia, emociona:


La lucha tenaz del pueblo contra las privatizaciones menemistas y su tendal de despidos (las cuales, eso no se olvida, el kirchnerismo apoyó); el emerger de las coordinadoras y asambleas de desocupados, liderando verdaderas gestas heroicas contra la miseria social, de porcentajes extremos en la provincia, en torno de 2001 (levantamientos populares como el Tartagalazo); y el evidente empeño, en esta década, de combatir la demagogia de los gobernadores K (auténticos derechistas) que no tuvieron más para ofrecer que el sostenimiento de una precarización y pobreza social enormes.


Esta experiencia de lucha, de más de dos décadas, que libró el pueblo salteño junto al Partido Obrero, permitió arribar a conclusiones cada vez mayores: la pelea por las reivindicaciones más acuciantes (empleo, vivienda, trabajo digno y en blanco) tiene necesariamente que ir de la mano del apoyo a una alternativa política propia de los trabajadores (que estuvo, está y estará cada vez más, jugándose por la defensa de sus intereses).


Nuestra labor en la legislatura provincial confirmó, una y otra vez, este proceso, y aceleró sus conclusiones. Así se explica cómo este lunes nos consolidamos como la primera fuerza política de la capital, así como en la primera alternativa de oposición a nivel de toda la provincia.


Sin ánimos de ser intrépidos, podemos concluir que estamos a la altura, de acá dos años, de disputar la intendencia capitalina (¡un hecho de magnitud histórica!).


¡A seguirla, compañeros, que esto no es más que un nuevo piso alcanzado (sin techo visible)! ¡Felicitaciones!