Señor Galasso

Leonardo Grande Cobián

Señor Galasso: espero que le llegue esta respuesta a sus cartas contra Altamira.

Altamira se dedicó a contestarle lo fundamental: que usted defiende el seguidismo al gobierno responsable del avance de la derecha pos 2001 ya que permitió el rearme de toda la porquería pejotista en la provincia, de la que se nutren los mafiosos sindicales y políticos de este país. Y del gobierno aliado del imperialismo yanqui en Centroamérica, el caribe, Israel, etc.

Yo modestamente sólo quiero responderle algo menor, que si usted quiere no tiene importancia en el gran debate y que Altamira no puede ni debe responder. Porque usted se ha referido, entre otros, a mi persona. Tengo 33 años, soy docente y milito en el Partido Obrero desde que era un “pibe” en el año 2000. Estuve en miles de concentraciones, marchas, acampes, tomas, etc. en conflictos del sector donde estudiaba o trabajaba y en conflictos de otros sectores en solidaridad. He dedicado todo lo que pude de mi juventud (y lo sigo haciendo) a luchar por un gobierno de trabajadores y el socialismo, enfrentando las miles de angustias que la lucha cotidiana tiene para ofrecer a los militantes revolucionarios que no cobramos un solo peso por lo que hacemos, de nadie, mucho menos del Estado.

Señor Galasso, a mí nunca me mandó Altamira ni Ramal ni Montoto a ningún lado. Fui porque quise ir. Podría haber sido yo o alguien más cercano el perjudicado cuando procesaban compañeros por cortar rutas en el menemismo y la Alianza; podría haber caído yo o alguien más cercano cuando mataron a Kosteki y Santillán; la Federal me rompió la cabeza en la represión de Brukman; nos torturaron y gasearon compañeros los prefectos de Néstor K y Cristóbal López en el Casino; podría haber sido alguno de los desalojados en la solidaridad con Kraft contra los pedidos de represión de la Embajada yanqui.

Y no me arrepiento de nada, señor Galasso. En mi partido se plantea el problema: los compañeros ferroviarios tercerizados necesitan que los banquemos en su lucha contra las empresas tercerizadas de la Ugofe y Pedraza, hay un corte de vía votado en asamblea, el PO tiene que ayudar, ¿quién se anota? Y los compañeros y compañeras levantamos la mano, nos anotamos para ir o discutimos si vale la pena o lo que sea. Decidimos por mayoría y actuamos.

Le repito, a mí no me manda Altamira. Usted cree que yo soy un “pibe” boludo e irracional al que manejan como un títere, pues no, gracias. Usted es un irrespetuoso, un maleducado, un impresentable.

Recuerdo, además, señor Galasso, que cuando lo conocí, a duras penas sostenía la concurrencia a un curso de historia a fines de los noventa en un centro cultural de Boedo, mientras que no bien asumió el kirchnerismo el aparato oficial de propaganda del Estado le dio la sala del ND/Ateneo para dar el mismo curso. Usted, que habla de los “principios” y de no sentarse a la mesa de un programa más visto en Argentina que “6,7,8” (y seguro que los amigos suyos del café que piensan que Kornilov era un nueve de la selección rusa miran más seguido), le recuerdo que, por principio, los libertarios no aceptan guita del Estado.

También le contesto como profesor de Historia del secundario, que por ahí no sepa tanto como usted del asunto, pero, ¿no le parece un disparate decir que había que defender a Yrigoyen? Y con los muertos, desaparecidos, torturados y deportados de la Semana Trágica, la Patagonia Rebelde y las huelgas rurales del litoral, ¿qué hacemos? ¿Nos los pasamos por el culo?

Usted necesita tomar un poco más de la dialéctica esa que pregona, muy señor mío. No todo es dual, blanco o negro, Boca o River como usted cree. Campo o gobierno, gobierno o Duhalde, pagar la deuda externa con la Anses o se vienen 30.000 desaparecidos. Se puede elegir luchar contra los explotadores de afuera y de adentro para construir otro país. Por ahí de esa lucha, quién le dice, no sale Videla, sino un gobierno de laburantes, que construya el socialismo.

Porque el chiste está no en “enamorar” -como usted dice- a la rubia, sino en elegir muy bien a la compañera de la cual enamorarse. Si me permite, prefiero cien veces a la “negra” Elsa que luchó con Mariano y fue baleada por el nacional y popular Pedraza, que la “rubia” Cristina aliada del Club de París, la Barrik Gold, Obama y tutti cuantti.