Correo de lectores
29/9/2016|1430
Sobre la nota “Una reforma reaccionaria del sistema de salud”
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Estimados directores de Prensa Obrera:
La creación de la Sociedad del Estado “Facturación y cobranza de los efectores públicos S.E.” (FACOEP SE), ha generado un debate acerca de su misión y nuestra posición publicada en la Prensa Obrera (1427, Una reforma reaccionaria del sistema de salud)
Todos los partidos de la burguesía están detrás del negocio capitalista de la salud bajo las directivas del Banco Mundial, desde comienzo de la década del 90.
Y aún antes, las recomendaciones de los bancos, entes de financiamiento y de las propias organizaciones de salud mundial, han propuesto a partir de Alma Ata (1978), el recorte del gasto público y la transferencia de las prestaciones por encima de planes mínimos de asistencia, al sector privado.
La salud pública asistiría a los sectores sociales sin recursos (desocupados, trabajadores informales) ofreciendo servicios esenciales, y facturaría a la seguridad social y a la medicina privada (tercer pagador) por la asistencia de sectores de mejores recursos.
De esta manera la salud pública se financia en parte con el recupero del aporte del trabajador formal y el cobro a la seguridad social, empresas privadas (seguros médicos), ART y entes de otras jurisdicciones, particularmente en nuestro país donde el subsector público cuenta con institutos provinciales de salud con contratos por servicios públicos de alta complejidad.
El gobierno porteño intenta limitar la inversión pública de salud y facturar a los pacientes no en forma directa (expresamente limitado por la constitución de la Ciudad y la ley de salud de la CABA), sino a través de terceros pagadores.
Hasta ahora la empresa ASI facturaba bajo la gestión del PRO y la aceptación del peronismo en la Legislatura.
Larreta pretende optimizar el cobro y con viejos colaboradores del sector privado, lanzó con el beneplácito de todos los partidos de la burguesía, una nueva empresa de facturación.
Hemos señalado en la Prensa que se trata de un plan dirigido a la privatización del hospital público y al arancelamiento, con un mercado competitivo entre prestadores públicos, que obviamente deberá ofrecer diferencias cualitativas entre los propios hospitales y centros de salud.
Este análisis soslaya que todos los hospitales atraviesan el mismo deterioro edilicio, el desfinanciamiento, la falta de profesionales y la obsolescencia tecnológica, incluyendo la incapacidad de contar con un sistema único de facturación.
Sólo el hecho de no contar con programas informáticos de facturación y tecnología apropiada (Historia clínica única digitalizada), inviabiliza este nuevo ensayo de negocio capitalista.
¿Dónde está entonces la clave de la creación de la FACOEP?
En la posibilidad de facturar al PAMI y las obras sociales capitadas (arancelamientos fijos por número de beneficiarios), sin restricciones o dificultades, ahora que la administración nacional y la CABA comparten al PRO.
La empresa, sin gestionar prestaciones, se llevará un porcentaje del total capitado.
Un pase de manos entre socios.
Cabe una última reflexión ¿es posible arancelar el hospital público, restringir las prestaciones y crear un mercado competitivo en el sector público?
Solo imponiendo una derrota a la comunidad, que reconoce al hospital además de público y gratuito, como reaseguro de su salud y de acceso universal.
La burguesía no puede imponer la privatización sin un enfrentamiento de clases decisivo.