Sobre la publicidad y la imagen

Fue una campaña donde primó el jetoneo (poner la jeta, la cara) de Pitrola. Es decir, algo que a la gente no le dice nada.


También se jetoneó con titulares (luchadores obreros y socialistas), algo que a la gente no le interesa y le da lo mismo.


Hubo también otros afiches con consignas donde se empieza con el clásico “no”, cuando a la gente le importa el “sí”, en esta circunstancia. Eso es un estigma. No invita a leer siquiera.


En materia de programa, su edición y formato me hace acordar a la antigua pizzería Citadella (donde se vendía la pizza por metro). Da la impresión de que el formato es del mismo estilo. “Se vende programa por metro”. Muy farragoso. Se empieza con un preámbulo. Está el infaltable “no” (contra…) y el programa está escondido detrás de un montón de información (esta última, la gente ya la sabe y no quiere enterarse: “otra vez con lo mismo”).


No hubo volantes con consignas de la gente y en el lenguaje de la gente.


Tampoco parece que convocan a gente simpatizante y extrapartidaria para que hagan aportes de ideas. A mí, por ejemplo. Cada vez que traigo algo, hasta parece que preferirían que no viniera.


¿Será como decía Nietszche cuando afirmaba que “los guerreros en tiempos de paz –campaña electoral mediante– se abalanzan sobre sí mismos”?