Una industria no convencional: “Los niños del hambre”

Pilar

La característica del retroceso social impuesto por los estertores del capitalismo es que el sistema ya no puede contener a la mayoría de los explotados en la cadena de producción y en lugar de expulsar a un sector marginal como ocurría “comúnmente”, ahora expulsa la mayoría.

 

Por eso, lo que otrora aparecía como rebusques, ahora se promueve como el descubrim iento de industrias no convencionales; a ello se suman una serie de delitos y semidelitos que, de una u otra manera, vía mafia policial o vía punteros y clientela política, tienen cobertura institucional. La mujer es eje de unas cuantas industrias (la más vieja, la prostitución). Ahora también entra en el juego su “prole”. La infancia participa de esta cadena infame a escala mundial, con la complicidad de los Estados y varias iglesias. Muchas veces, la punta del ovillo amenazó con salir a la luz en programas de investigación, y fue denunciada puntualmente en varias provincias por el robo de bebés y el comercio alrededor de madres solteras.

 

Actualmente, el aumento de la miseria ha abierto otra veta: la sustracción por parte del Estado de los hijos, en algunos casos parte de ellos, a mujeres solas y sin trabajo que deben salir a cartonear o buscar comida. El Estado dispone de los hijos de personas solas, si no tienen vivienda o por lo menosun terreno con boleto de compra (sólo en ese caso las municipalidades otorgan materiales para construir). O si su vivenda es exigua. Los niños son separados y en general se distribuyen en instituciones religiosas o familias sustitutas que “generosamente” y subsidiadas albergan estos niños. Esta “industria” es un “método” usual en Estados Unidos, y al rededor de ellos se han visto casos dramáticos. Pero en la Argentina, lenta y silenciosamente, crece. En los municipios, con ayuda de punteros y algunos asistentes sociales. Incluso es presentado al vecindario como una ayuda a los niños con padres “‘dejados”, así la identidad de las familias de trabajadores se pierde por que primero quedaron sin trabajo, después sin vivenda y luego sin nada, así sus hijos crecen sin pertenencia. Esta política del Estado capitalista (responsable de la desocupación) apunta a destruir en su raíz la identidad de los trabajadores como clase. Las “redes solidarias” formadas por las iglesias cumplen un papel fundamental en todo esto. Las trabajadoras organizadas en el Polo Obrero debemos tomar este punto como parte de nuestro programa de lucha y también éste debe debatirse y tomarse en asambleas barriales, comedores, etc…, en defensa de la familia obrera, ya sean mujeres u hombres a su cargo. El dinero que el gobierno destina a destruirnos debe ser destinado a la apertura de fuentes laborales. En nuestras bolsas de trabajo deben tener prioridad estos casos.

 

• No a la sustracción y división de los hijos por parte del Estado.

 

• Inmediata apertura de guarderías barriales gratuitas, con personal idóneo y el co ntrol de las Asambleas Barriales, que alberguen durante todo el tiempo necesario a los hijos de los desocupados.

 

• Colegios de doble escolaridad. Triplicación del presupuesto de asistencia social, salud y educación.

 

• Plan de vivendas y escrituración gratuita para las familias necesitadas.

 

• Subsidio familiar para los planes de trabajo.

 

Llevemos este debate al Encuentro de Mujeres.