Uno de cada tres santiagueños padece del mal de Chagas

Carlos (Jubilado de Capital)

Este título encabeza una nota de “La Nación” (27/6). Santiago del Estero tiene unos 700.000 habitantes. La noticia señala que la vinchuca, portadora del Mal de Chagas, vive en los techos de paja de los ranchos, que son el 50 por ciento de las viviendas de esa provincia. Agrega que el 60 por ciento de esas viviendas están infectadas de vinchucas, y en las zonas rurales, hasta el 80 por ciento…

 

Para que no crean que el gobierno santiagueño no se ocupa del asunto, afírmase que “encara programas antichagas encaminados a concientizar a la población” sobre cómo luchar contra la vinchuca…

 

Los jubilados tenemos necesidad de concientizar a la población sobre otra cosa más importante y urgente: la lucha contra la vinchuca es la lucha contra la vivienda indigna donde vive el trabajador santiagueño: el rancho. Tanto más indigna cuanto que no debiera haber ningún rancho en la Argentina, pues los trabajadores aportaron para ello, para que todos tuviesen mejor vivienda.

 

En el año 1947, para mencionar un solo año, debieron recaudarse 1.267 millones de dólares (de entonces) que, de haberse convertido en viviendas, hubieran rendido un uno por ciento (1%) mensual, como rinden todas las viviendas. En estos 45 años, es decir, 540 meses, cada peso se hubiera convertido en 215 … una simple operación aritmética nos muestra que esa suma (1.267 millones por 215) se hubiera convertido en viviendas por la sideral suma de 272.405 millones de dólares … Aclaramos lo de dólares de entonces, pues el dólar de 1947 valía entre 10 y 30 veces (según la mercancía) más que los actuales.

 

Una casa moderna, con buena construcción, cocina amplia e higiénica, baño moderno con calefón y artefactos modernos y unos 100 metros de superficie cubierta (una pieza de 4×4 tiene 16 m2) no hubiera costado más de 10.000 dólares. Es decir, que con la aportación previsional de un solo año se hubiera solucionado la vivienda argentina (y el Mal de Chagas) pues 10 millones de viviendas con esas condiciones hubieran costado unos 100.000 millones de aquellos dólares.

 

Eso es de lo que tenemos que concientizar a los 4 millones de jubilados y a los 10 millones de trabajadores aportantes.

 

Colegio Esteban Echeverría

 

(Ramos Mejía)