Violencia de género: la responsabilidad del Estado en primera persona

Un relato en primera persona del abandono del Estado a las víctimas de violencia de género


El pasado diciembre me tocó vivir en carne propia aquello que, desde nuestra militancia, denunciamos constantemente: el abandono total del Estado ante una situación de violencia de género.


 


Luego de que un vecino del edificio donde vivo abusara de mí, decidí buscar ayuda y orientación en la línea 144, esperando respuestas con respecto a qué hacer y cómo enfrentar la situación.


Llamé con poca fe, considerando todos los comentarios negativos que había oído. Pero llamé. Y tuve razón en no esperar nada.


 


Por empezar, me obligaron a dar mis datos personales con la excusa de que “la denuncia quede asentada en caso de que me pasara algo”. Accedí de poca gana y pasé a relatar la situación a quien me atendió. Luego de escucharme, me dejó esperando diez minutos para luego responder que no se podía hacer nada al respecto porque “no hubo peligro concreto”. La solución que recibí fue que no vaya a la justicia porque me iban a humillar y que lo mejor que podía hacer era “evitar tomarme el ascensor con este hombre”.


Consultando con mis compañeras del  Plenario de Trabajadoras de Mar del Plata, decidimos al día siguiente hacer la denuncia en la Comisaría de la Mujer. Nuevamente, la única respuesta fue que "ellos no podían hacer nada".


 


Tras pedir restricción de acercamiento y que me sea denegada, a las tres semanas del primer abuso el hombre volvió a hacerlo con una total impunidad, porque, claro, la justicia no me daba ningún tipo de respaldo.


 


Frente a la desprotección y complicidad del Estado, mis días se resumen a escapar de este hombre (que vive a pocos metros de mi departamento) y pensar cómo conseguir el dinero necesario para irme del lugar donde actualmente vivo. Soy parte de esa juventud que trabaja bajo condiciones absolutamente precarias, especialmente en la temporada marplatense donde se nos explota a sabiendas que el acceso al trabajo es limitado en nuestra ciudad.


 


Cualquiera que lea estas líneas y que haya sido víctima de violencia de género, entiende a la perfección la humillación que se debe vivir durante el proceso. Mi caso es un ejemplo más de cómo el Estado es responsable de que en Argentina una mujer muera cada 18 hs.


 


En Mar del Plata, el intendente Arroyo  aseguró que el #NiUnaMenos "es una moda". Las partidas presupuestarias son mínimas aun encontrándose declarada la emergencia por violencia de género. A esto hay que sumarle los altos niveles de desocupación que quienes más lo sufrimos somos las mujeres.


 


Las mujeres trabajadoras, desocupadas y estudiantes tenemos que organizarnos en cada lugar de trabajo, barrio y lugar de estudio, de manera independiente del Estado y los partidos patronales, para avanzar en las conquistas de nuestros derechos.


 


Tenemos que batallar por la formación de un Consejo Autónomo de la Mujer, electo por mujeres mayores a 14 años y con presupuesto garantizado por el Estado. Por la construcción de centros de atención para todas aquellas mujeres que sufran violencia, que incluyen cupos laborales en el estado. Igual salario por igual trabajo y licencia por violencia de género.


 


Ni Una Menos. El Estado es responsable.