Cultura y Sociedad
6/12/2000|691
Boca campeón del mundo
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La victoria de Boca sobre el Real Madrid sólo pudo verla una minoría con cable, ahora que se va arancelizando el acceso a la televisión. Por un momento, sin embargo, los rostros adustos y reconcentrados de los piqueteros que tres días antes habían paralizado el país eran sustituidos por los de la alegría de los “campeones del mundo”. El festejo por el triunfo de Boca superó al de 1978, cuando el equipo de Lorenzo ganó la primera Intercontinental, e incluso también a los festejos cuando este mismo equipo de Bianchi ganó los torneos locales o la Libertadores.
Pero como todo festejo deportivo, el de los hinchas de Boca tuvo un carácter ilusorio. Aunque lo intentó, el gobierno aliancista no pudo “colgarse” de la victoria de Boca como lo hicieron tantos gobiernos con los triunfos deportivos de nuestros equipos y selecciones. ¿Qué mayor prueba adicional se puede pedir de la completa orfandad popular del gobierno aliancista, apenas tres días después de la mayor huelga general de los últimos tiempos?
La “capitalización” de la victoria
Boca “es un sentimiento”, dicen sus hinchas, como también los de River, Quilmes, Claypole y los de Comunicaciones. Pero para los capitalistas del deporte, como ha dicho el propio Macri, Boca es, además, “una marca”. Con la ventaja, sobre las demás, del fervor de sus “consumidores”. ¿Quién se atravería a declararse “hincha” de Sony o a sostener que “Microsoft es un sentimiento”?La victoria de la “marca Boca” será utilizada a fondo por los capitalistas que se han apropiado de ella, ya sea a través de la venta de jugadores, el manejo de su “imagen” o la venta de “merchandising”. Servirá para forzar el paso, ya en curso, hacia la “privatización” del fútbol que pregona Macri, hacia la “comercialización de la imagen” de los clubes y su conversión en “sociedades anónimas”. San Lorenzo, River y todos los demás mostrarán el “ejemplo de Boca” para liquidar definitivamente cualquier rastro que aún pueda quedar en pie del origen social de los clubes como creaciones populares.
El principal beneficiario del triunfo sobre el Real Madrid no será el Club Atlético Boca Juniors sino el “Fondo de inversión Boca”, regenteado por Macri y propietario de sus principales jugadores. En medio de la depresión bursátil, este fondo especulativo se valorizó el 4% en una sola jornada, con la expectativa de las fabulosas ganancias que traerá la venta de los jugadores a Europa. Boca no verá un peso por esas transferencias, que diezmarán su equipo. Es campeón del mundo pero es esclavo de los capitalistas del fútbol.
La ilusión deja paso a la realidad. Boca, como la sociedad, está dominada por los capitalistas y no por “la hinchada”. Bajo su dominación, las “alegrías populares” no sólo son efímeras o ilusorias; son, por sobre todo, el anticipo de una nueva expropiación.