No le ‘gustan’ los ‘ricoteros’ ni la juventud

Los 15.000 jóvenes que viajaron hasta Mar del Plata para participar del recital de ‘los Redondos’ tuvieron que soportar una brutal represión policial de la ‘bonaerense’. Según Clarín (25/6), el resultado de la represión fue de “450 detenidos, 15 heridos y 3.500 disparos policiales”. El número de heridos, sin embargo, fue muy superior.


Las imágenes televisivas han sido más que explícitas. El operativo policial fue organizado deliberadamente; no hubo excesos. La policía no permitía a los jóvenes acercarse hasta el estadio (aunque tuvieran entrada). Los que, de todos modos lo intentaban, eran reprimidos con gases lacrimógenos, balas de goma y bastonazos. La ‘Ciudad Feliz’ se transformó, de esta manera, en una trampa mortal para los pibes.


El operativo represivo se complementó con la seguridad privada de los organizadores, reclutada “en gimnasios locales: expertos no en contención sino en golpes” (ídem). Estos grupos ‘parapoliciales’ fueron cómplices de la represión policial, como lo admitió su responsable al señalar que “desde el primer botellazo la policía tiene facultad de actuar. Lo que yo les sugerí fue que dispararan balas de goma apuntando más arriba” (ídem). ¿A la cabeza?


La jauría capitalista y la pequeñoburguesía descompuesta no han desperdiciado la oportunidad para arremeter nuevamente contra la juventud, como si ésta hubiera sido la responsable de lo sucedido. Se acusa a los jóvenes de producir destrozos y de tener una actitud descontrolada inducida por las drogas y el alcohol. Esto delata, en realidad, al actual régimen social, que tiene como uno de sus negocios más redituables al narcotráfico organizado directamente por los capitalistas y la gran banca internacional con la complicidad de los gobiernos y de sus fuerzas de seguridad. Los jóvenes son las víctimas, no los culpables.


El intendente marplatense, el aliancista Aprile, ha decidido prohibir la actuación de ‘los Redondos’ en la ciudad y la realización de festivales juveniles en los espacios públicos. La misma actitud había tomado el intendente de Olavarría (también aliancista) meses atrás, al prohibir la realización del festival de la misma banda cuando faltaban pocas horas para su comienzo. De todo esto hay que sacar una conclusión: la Bonaerense es Duhalde; Mar del Plata y Olavarría, la Alianza. Los partidos patronales y su régimen son enemigos de la juventud.