Piola: la adolescencia y la reivindicación del hip hop

La película chilena se sumó al catálogo de la plataforma Netflix

Piola es el primer largometraje del director Luis Alejandro Pérez que ya fue estrenado en Chile el año pasado y recientemente se sumó al catálogo de la plataforma de streaming. La película propone mostrar la realidad de tres jóvenes de la comuna de Quilicura al norte de Santiago. Son tres adolescentes que asisten a la misma escuela pero con realidades diferentes. Martin y Charly que comparten el amor por la cultura hip hop y tienen una banda de rap llamada “La urbe” y Sol, que es una joven de familia pequeñoburguesa preocupada por la desaparición de su perra.

 

Martín, uno de los personajes principales, es un joven que tiene que afrontar la degradación de las condiciones materiales de su familia. Continuamente tiene que mudarse a casas o departamentos más pequeños y continuamente es forzado a renunciar a la idea de dedicarse profesionalmente al rap. Esto lo vemos cuando es amonestado en el colegio por realizar una canción de rap como trabajo práctico y a su vez se condensa en el siguiente diálogo de la película:

“Padre de Martín: ¿Y tú pensai’ dedicarte a la música?
Martín: Sí.
Padre de Martín: ¿Pero tu cachai que nadie en este país se dedica a la música? Porque no te conseguí una pega este verano y así colaborai’ con la familia”

Este diálogo sin embargo trasciende la pantalla en el sentido de que es usado para demostrar las pocas posibilidades que hay bajo el régimen capitalista de vivir del arte. Incluso el propio director de la película en un medio digital chileno dice que “Piola” la hizo para confrontar al relato de la “clase acomodada” que durante años realizaron (y siguen realizando) cine en el que pretenden hacer de la pobreza retratos ajenos e impropios. También el propio director asimila la vida de los personajes de la película a la situación del equipo de realización del largometraje quienes tuvieron que filmar con poco financiamiento y en los momentos libres de sus trabajos respectivos. El mismo director señaló que ninguno de los que hizo la película vive del cine, al igual que la historia de los jóvenes de “Piola” que no viven del rap.

La cultura hip hop, vehículo musical de esta película, no es casual. No solo porque el rap es uno de los géneros más escuchados por la juventud de los barrios de Chile sino porque también es la forma de expresión de rebeldía de esa juventud que ha protagonizado la rebelión popular reciente. El director, Luis Perez, incluso ha sido parte de la cultura hip hop y comentó en entrevistas a medios digitales que el hip hop es “el único espacio que no rechaza a la juventud, que les abre una forma de comunicarse y un lazo de unión”. La reivindicación de la cultura hip hop se vislumbra también en la producción de “Piola”. Durante la película, raperos, beatmakers y graffiteros participaron desde la elaboración de la banda sonora, hasta la actuación o el diseño del póster oficial.

“Piola” es una película que nos muestra los problemas de la juventud tal cual son, sin espectacularizarlos o bajo un manto paternalista. Nos muestra una juventud que tiene que enfrentar problemas educativos, represión policial, pobreza, insatisfacción e imposibilidad de vivir de la música. Es un largometraje que a diferencia del cine de hip hop norteamericano que nos muestra un ascenso a la fama ligados al narcotráfico y la prostitución, nos muestra raperos que trabajan precarizados todo el día, escribiendo y rapeando en sus tiempos libres.

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