Cultura

23/12/2010|1160

1940-1980: John Lennon

El más famoso de los "working class heroes"

-Exclusivo de internet

John Lennon nació de la misma manera en que murió, al son del sonido de las balas y las bombas V de la Luftwaffe que caían en la Inglaterra de 1940.

Criado por sus tías y hermanas, frente a la defección de un padre marino mercante y a una madre sin muchos recursos, John definió años después a su familia como la de “Cinco inteligentes y fuertes mujeres (…) Esa fue mi primera educación feminista (…) Aquel conocimiento y el que yo no estuviera con mis padres, me hizo ver que los padres no son dioses”.

Ya de adolescente y habiendo tenido un paso conflictivo por la escuela, donde llegó a ser considerado un payaso sin futuro, Lennon deja la carrera de Artes Plásticas y comienza a acercarse a la música a través de un género muy popular en Inglaterra en los ’50 llamado “Skiffle” (el cual fusionaba el folk con el jazz y el blues, y tenía la peculariedad de ser tocado por instrumentos muy rudimentarios).

La aparición desde los Estados Unidos de Elvis Presley, Buddy Holly y Little Richard, junto a expresiones vaguardistas del arte como el Pop-art, serían el punto de inicio donde la juventud inglesa se transformará más adelante en una de las que más metabolizó al rock’n roll, dándole una estética y un sonido propio. Lennon, como parte de esta juventud incorformista de postguerra, logró formar, después de varios intentos, su primera banda estable, The Quarrymen.

Habiendo incorporado poco después a Paul McCartney, el grupo Los Quarrymen comienza a tomar forma lo que más tarde serían los Beatles, nombre que adoptarían en una gira por Hamburgo en 1960. Pero, sin duda alguna, fue Brian Epstein, su manager, el que transformó a la banda en un ícono de los ’60, alejándolos de su look de chicos rudos con chaquetas de cuero, por uno más ‘aggiornado’ a la “alta costura” y los peinados “mop-top” de París.

Los Beatles, inmediatamente, tuvieron un ascenso entre miles de jóvenes, que veían en el rock’n roll el canal más inmediato de expresión. Pero aún así, el género terminaba de expresar una rebeldía manipulada. Es decir, las productoras de televisión y los mananger dictaminaban qué tipo de canciones y cómo debían tocarlas, evitando así posibles censuras por parte del clero y el Estado, que seguían muy de cerca el fenómeno cultural, ante un gran mercado de juvenil. Y lo que a simple vista parecía ser una moda pasajera, se terminó transformando, por un lado, en un gran movimiento musical llamado “la invasión inglesa”, donde bandas de rock’n roll como The Rolling Stones, The Who, The Kinks y The Animals dieron una nueva frescura a este género que parecía perecer ante el ocaso de sus primeros exponentes norteamericanos; y, por otro lado, en el inicio del gran negocio del rock.

La carrera meteórica de los Beatles llevó a que Lennon fuera condecorado, junto a toda la banda, como “Miembro del Imperio Británico” (MBE) por parte de la reina de Inglaterra.

Esta serie de exposiciones públicas, las agotadoras giras con fan’s fuera de control, como las constantes presiones de su mananger, generaron en Lennon un vacío existencial que confesaría en la canción “Help!”. Tal vez aquella frase dicha por John en 1966 (“los Beatles son más famosos que Jesuscristo”) intentaba, de manera catártica, devolverle su libertad como artista, rompiendo así con la pulcra imagen de “teen idol” que Epstein había creado sobre él.

Es por eso que, para ese año, la banda decide dejar las giras y conciertos dedicándose a la experimentación musical, donde desde los viajes al Oriente hasta el consumo de drogas se conviertieron en el transporte para alejarlos del ruidoso mundo del estrellato. Es, en esta etapa, donde graban discos conceptuales como “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band”, “The Beatles” (el album blanco) y “Abbey Road”.

En cierto punto, los Beatles habían tenido que negar su esencia como banda para desarrollar así su arte y ya sin la presencia determinante de su mananger, muerto en 1967.

Pero el mundo ya había perdido la inocencia de los años de postguerra. Las rebeliones estudiantiles en Francia, los levantamientos contra la burocracia en Praga y los movimientos antibélicos contra la guerra de Vietnam eran el ‘leit motiv’ de una nueva camada de jóvenes músicos. Sin embargo, en un principio, los Beatles se posicionaron ambiguamente a estos procesos sociales, expresando sus contradicciones como artistas millonarios. La canción “Revolution” expresó las contradicciones que sentía particularmente Lennon frente a esto, fastidiado, en parte, de esa vida de estrella y, por otro lado, su imposibilidad de ver una salida, no sólo a los grandes problemas de la humanidad, sino a los personales. Expresión de esto fue que hubieron tres versiones de dicho tema, cada una con diferentes posicionamientos frente a la lucha popular. Contradictoriamente, el movimiento obrero y estudiantil de Inglaterra utilizaban las canciones de los Beatles en las movilizaciones y les cambiaban las palabras. ‘Yellow submarine’, por ejemplo, tuvo una serie de versiones. Una que cantaban los huelguistas comenzaba: “We all live on bread and margarine” (Todos vivimos de pan y margarina); la LSE (Escuela de Economía de Londres) tenía una versión que comenzaba con “We all live in a Red LSE” (Todos vivimos en una LSE roja).

Fue en este contexto donde conoció a la mujer que lo acompañaria toda su vida, la artista plástica y activista japonesa Yoko Ono, con la cual grabaría en 1968 “Unfinished Music Nº 1 – Two Virgins”, un disco más conocido por su arte de tapa que por su contenido, en donde se lo encuentra a Lennon desnudo y abrazándola. Iniciaría así su etapa solista, conformando a la “Plastic Ono Band” (integrada entre otros, por un joven guitarrista virtuoso llamado Eric Clapton), donde a través de canciones como “Give Peace a Chance”, iría encaminando su rumbo artístico, dejando atrás los días de fama.

Uno de sus primeros actos fue devolver la condecoración de MBE a la Corona Británica por medio de una irónica y ácida carta dirigida a la Reina Isabel y al primer ministro laborista Harold Wilson que decía: “Su Majestad, le devuelvo mi MBE para protestar por la implicación del Reino Unido en el asunto de Nigeria y Biafra, por nuestro apoyo a Estados Unidos en Vietnam y por la caída de ‘Cold Turkey’ en las listas de éxitos. Con amor, John Lennon”.

Marcado por el nuevo rumbo que tomaba su carrera, Lennon decide abandonar a los Beatles en 1969, situación que dilataría un año más hasta llegar a la separación de la banda y su enemistad con McCartney por motivos comerciales.

Se abría, sin dudas, el período más prolífico y creativo de la carrera solista de Lennon, acentuando una mayor radicalización de sus posiciones políticas y su activismo antibélico con piezas como “Working class hero” y “Power to the People”, llegando a dar su apoyo público a la guerrilla del IRA en contra de la opresión inglesa a Irlanda. En una entrevista que dio al periódico “Red Mole”, de la organización trotskista IMB, John exhorta a la juventud a salir “como Fidel, Marx o Lenin” a discutir y a convencer a los trabajadores para la revolución, planteando que para la misma “no puedes tomar el poder sin una lucha…”, echando por tierra la imagen “hippie naïf” que la prensa burguesa construyó después de su muerte.

Esta etapa quedaría coronada por el disco “Imagine”, salido a la luz en 1971. Todo el álbum es una obra maestra, donde se destaca una etérea y simple canción de amor llamada “Oh, my Love”, pero, sin dudas, todos los temas se opacan con referencia a la canción que da título al disco, uno de los mejores temas del siglo, una canción a la vez de protesta y de esperanza en un mundo distinto al de las bombas de Napalm y la explotación. Tal como el propio Lennon la definió: “‘Imagine’ no es otra cosa que ‘Working Class Hero bañada de chocolate'”.

Instalado más tarde junto a su esposa Yoko Ono en Nueva York, su figura será blanco directo de la CIA y la administración Nixon, la cual intentó deportarlo en varias ocasiones, negándole la Green card hasta 1976.

Entraría así en una etapa oscura de su vida, signada por su lucha por permanecer en Norteamérica, su separación de Yoko Ono y sus serios problemas con las drogas y el alcohol. Con algunos discos, donde se destacaron temas como “Woman is the Nigger of the World”, una crítica feroz a la opresión de la mujer en la sociedad capitalista, Lennon cierra esta etapa con un último concierto dado, en 1974, en el Madison Square Garden, con la participación de Elton John. Se abriría a partir de aquí un período de silencio, donde se reconcialiría con su esposa y nacería su segundo hijo, Sean.

1980, comienza una nueva década, y tanto en Londres como en Nueva York los chicos ya no hablan de paz ni amor, sino de anarquía y destrucción, dando paso al minimalista sonido del punk como al frío y matemático Synthpop.

Un John Lennon adulto y sereno daba anuncios de su vuelta con su disco “Double Fantasy”, el cual causó una gran sensación en todo el mundo. Los historiadores musicales Schinder y Schwartz definen esta etapa de Lennon como “apasionado y revitalizado, después de encontrar la vida familiar estable de la que había sido privado en su propia juventud”.

En una entrevista que le dio a la revista “Rolling Stone”, el 5 de diciembre de ese año, fustigó a sus críticos diciendo: “Sólo les gustan las personas cuando van hacia la cúspide… Yo no puedo volver a la cima nuevamente -agregó. Lo que quieren son héroes muertos, como Sid Vicious y James Dean. A mí no me interesa ser un héroe muerto…”.

Tres días más tarde, en la noche del 8 de diciembre, en la puerta del Edificio Dakota de Nueva York, Mark David Chapman, un enfermo mental de 25 años, terminaba con la vida Lennon con cuatro balazos sobre sus espaldas, mientras recitaba párrafos sueltos del libro “El guardian entre el centeno”, causándole la muerte media hora después.

Su asesinato, de alguna manera trágico por lo que significó su arte y compromiso, fue despedido con la movilización de millones de mujeres y hombres que no pudieron más que llorarlo y despedirlo al son de sus mejores canciones e imaginando aquel mundo que ellas supieron sugerir.

John Lennon, aquel niño sin familia, aquel díscolo de escuela; aquella estrella de rock’n roll que rechazó el mundo de la fama, fue también aquel que le dio música al mundo que diferentes generaciones trataron y tratan de imaginar en cada lucha por la causa de los explotados.

Tal vez, el mismo que imaginaba Mariano sentado en las vías del Roca.