Cultura

22/12/2017

30 años sin Luca Prodan: Llegando los monos

La irrupción de Sumo en el país, en el medio de la la dictadura y Malvinas. El forjamiento de las tendencias punk y new wave en el país.

“Pappo, ¿Quién es Pappo?” Fuckin’ Pappo. Yo le juego una carrera tomando vodka hasta Rosario a ver quién gana”.



20 de marzo de 1982. Festival “Rock del sol a la luna”. El público corea el nombre del cantante de Riff y le grita “puta, puta, puta” a la británica Stephanie Nutall, la primera baterista de Sumo, a quien Luca trajo especialmente de Londres (en una entrevista, Luca critica al “macho bonaerense” por maltratar a las mujeres y después ponerse a cantar un tango llorando porque ella lo dejaba: “Tratala bien, loco, y por ahí no llorás más”, dice. También llegó a salvar de un intento de abuso a la cantante Juana Molina). 


Luca, entonces, desde el escenario, lanza su desafiante frase al público del ex Pappo Blues, una “irreverencia” que caracterizó su posición frente a los sacralizados del rock local: desde Charly García a Spinetta. Luca venía a patear estas tradiciones musicales a lo Luca (muchas veces sobreactuando falsas disyuntivas que él mismo no compartía, pero igual quería hostigar) como así también a criticar las “poses” del rockero. Pero, a la vez, era un modo de cuestionar el lugar institucionalizado que ya ocupaban algunos popes del rock de acá.


En Argentina, las bandas de rock nacional habían sido, durante el genocidio, un espacio de refugio para una parte de la juventud, pero no habían sido ellas mismas signo de resistencia. 


Entrados los ochenta, aún en dictadura, algunas bandas tenían rasgos complacientes como lo fue participar en mayo de 1982 de un multitudinario festival organizado por Daniel Grinbank en beneficio de los soldados de Malvinas “y de la paz”, participación que se podía leer como un apoyo velado a la entonces cúpula militar y que fue rechazada en los casos de Virus y bandas nacionales punk como Los Violadores (con quien Luca se referenciaría, pero tendría su propio encono con Hari B, uno de sus fundadores, el ‘pseudo punkito’ de “La rubia tarada”).


No era, sin embargo, una línea recta la de los rockeros y el Estado en esos años, sino más bien sinuosa. Se trataba de artistas que habían sufrido la censura como es el caso del propio Charly García -participante de aquel festival-, que en 1974 había tenido que recortar canciones de Instituciones a Pequeñas anécdotas sobre las instituciones, un disco conceptual de Sui Generis pensado críticamente contra las instituciones. Las canciones eran “Juan Represión” y “Botas Locas”. Charly, con Serú Girán primero (“Canción de Alicia en el país”, 1980) y como solista después (“Los Dinosaurios”, 1983) también cantaría contra los genocidas. 


En julio de 1987, Luca -que cayó preso en sus propios shows en medio de las razzias policiales- fue consultado en un reportaje sobre la ley de Obediencia Debida alfonsinista. Con sus contradicciones, opinó que los genocidas tendrían que ir “todos al paredón”, pero luego expresó una visión más asociada a una mirada pacifista: “Me gustan las sociedades donde es aceptado el excéntrico y el que piensa distinto sin una ametralladora en la mano; una bomba bajo el auto del general esto para mi es tan asqueroso como el hecho de los desaparecidos”. Sin embargo, el 10 de diciembre de 1987, 12 días antes de morir, participó en Plaza de Mayo, junto a las Madres, de la séptima Marcha de la Resistencia. “Soy un loco, o los demás me ven como un loco, pero hoy vine aquí porque estoy por la vida -dijo ese día al periódico de las Madres, y siguió- Los rockeros son egoístas, individualistas, sólo quieren lucirse y de los derechos humanos nos les importa nada. La lucha de las Madres me parece justa, pero en la sociedad argentina hay un sentimiento de indiferencia que me espanta”.


La fundación de Sumo se dio en el contexto histórico y chauvinista de la guerra de Malvinas con la prohibición en las radios de pasar música en inglés —y, por tanto, de un masivo protagonismo del rock local— lo que aumentaba las ya características perturbadoras e inquietantes de la banda para la escena local. 


La lírica inglesa de Sumo se metió dentro de la lírica rockera nacional como un fenómeno particular: el lenguaje del rock nacional se había fundado hacia 1967 con un formato que importaba, fundamentalmente, el marco musical de Inglaterra (Los Beatles) y Estados Unidos (el blues y el rock), con Los Gatos, Almendra y Manal. Luca, con sus canciones en inglés, recuperó ese origen del rock nacional.



Este hecho produjo una resignificación entre ambas culturas, una nueva tradición, al incorporar, el propio Luca, rasgos del color local popular como el “Nesquik” (del tema Nextweek”) y el jingle del shampoo Wellapon (“Heroin”, canción desprendida del tema homónimo de Velvet Underground editada en 1967 en su disco debut). Luca, con sus caminatas y sus bares, hizo de Buenos Aires su lugar beatnik.


En lo musical, las bandas consagradas, en general, a comienzos de los ochenta, venían o estaban en el jazz rock y el rock progresivo, etapa de virtuosismos y fuerte técnica sobre el instrumento. Allí estaba La Máquina de Hacer Pájaros (1976 a 1977) y Spinetta Jade (sus discos son entre 1980 y 1984). Los bajistas querían tocar como Jaco Pastorius (Weather Report) y los guitarristas como Pat Metheny y Al Di Meola. 


En ese marco gravitó Luca, que venía con una información musical muy nueva de Europa y se convirtió con Sumo en un actor central -y forjador- de la tendencia que comenzaba a surgir post Malvinas: la new wave con Virus; el punk con Los Violadores; el tecno pop con Los Encargados; el after punk, el dark rock y reggae con Sumo.


Luca buscaba borrar los perfeccionismos y apelar con su guitarra acústica a la emoción con canciones ‘sencillas’. Sumo, sobre esa orientación, fue más allá: en un péndulo sin fronteras, creaba a la vez climas furiosos, oscuros, luminosos y danzantes, sostenido de una base rigurosa de la aplanadora de bajo, batería y guitarra, en el dodecafonismo del saxo (un sonido atonal), en la cámara de eco de la voz y con Luca al frente, el gran performer en vivo del descontrolado happening Sumo. 


Sumo fue la banda completa. Un estilo inédito en el país. Hicieron aire sólido.


 


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