Cultura

3/7/2014|1321

40 años de una gran película

Aniversario del estreno de La Patagonia rebelde

40 años de una gran película

El 13 de junio de 1974 se estrenó “La Patagonia rebelde”, film basado en el documentado libro de Osvaldo Bayer Los vengadores de la Patagonia trágica, que describe como pocos uno de los episodios más infames en la historia de la clase dominante argentina y su Estado. En 1921, los trabajadores santacruceños, con su lucha, alcanzaron un alto grado de organización y conciencia, e impusieron a los explotadores varias conquistas. La oligarquía local se sintió humillada y el gobierno radical de Hipólito Yrigoyen envió al Ejército, el cual masacró a los huelguistas al declararse la ley marcial. Se calcula que 1.500 trabajadores (en su mayoría peones de campo) fueron fusilados y enterrados en fosas comunes. Los delegados de los peones, tras ser señalados por sus patrones, fueron apaleados antes de ser matados.

A diferencia de otras películas del cine político de la época, “La Patagonia Rebelde” no fue filmada en la clandestinidad ni por un grupo de cineastas vinculado con la izquierda, sino bajo el gobierno constitucional de Cámpora y por un director proveniente del cine comercial, Héctor Olivera, con la asistencia en el guión y los sets de filmación de Bayer. El final del largometraje tuvo que ser cambiado por amenazas de los militares. El gobierno de Perón "demoraría" su estreno dos meses. En los pocos meses que estuvo en cartel, fueron a verla 400 mil personas. Isabel, finalmente, prohibió la película, y Olivera, Bayer, los actores y gran parte de la producción fue amenaza por la Triple A, lo que obligó a muchos al exilio. “La Patagonia rebelde” recién se pudo ver en la Argentina diez años después.

Estrenada a dos años de los fusilamientos ocurridos en la vecina Trelew, la película (que contaba con un gran elenco) no podía dejar de estar inmersa en el clima político y los debates de su época de realización: por ejemplo, el rol del ejercito como último recurso de las clases dominantes frente la lucha popular y la cuestión de la autodefensa frente a la violencia del opresor. Tampoco está ausente una sensación premonitoria. "Hay que arrancar a la subversión de cuajo", dice el comandante Zavala (basado en el teniente coronel Varela, jefe de la represión). En otro momento, Zavala/Varela anticipa también el discurso de la "obediencia debida" y desenmascara al mismo tiempo la responsabilidad yrigoyenista: "Tal vez digan que fui un militar sanguinario, pero nunca dirán que fui un militar desobediente".

“La Patagonia rebelde” es una gran cumbre del cine nacional, aunque se critique su linealidad y didactismo. En efecto, es una película que quiere narrar de forma concentrada y clara un proceso político, una situación de lucha que asumió características cada vez más dramáticas, donde los personajes revelan su personalidad en la confrontación. El "didactismo", es decir, el objetivo explicativo está reflejado en su apego a los hechos, sin dejar de desarrollar al mismo tiempo una búsqueda estética. Ahí está para probarlo la gran reconstrucción de época o la capacidad de los realizadores de llevar a la pantalla la tarea que se dieron esos militantes del sur para organizar a trabajadores de las ciudades y las estancias, recorriendo cientos de kilómetros de paisajes hermosos y desiertos casi sin recursos ni cuadros. El espectador no puede dejar de sentir la piel de gallina cuando, en la última asamblea, el secretario general de la Sociedad Obrera de Río Gallegos, Antonio Soto (interpretado por Luis Brandoni), insiste en continuar la huelga, porque rendirse era equivalente a ser derrotado y la derrota equivalía a la muerte.

Bayer -a quien actualmente buscan censurarle un documental sobre la historia económica de la familia Martínez de Hoz- repudió en una carta la condena a los petroleros de Las Heras en Santa Cruz. Hoy, como ayer, el Estado actúa con sus diferentes instituciones contra los trabajadores que luchan y se organizan para mejorar sus condiciones de vida.


Nicolás Rijman