Cultura
24/6/2022
A 40 años: ¿qué es la cosa?
Una joya de culto del cine a punto de ser re-estrenada.
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El film se estrenó en 1982
1982 fue un año superlativo en materia de películas de terror y ciencia ficción con “E.T.: The Extra-Terrestrial”, “Poltergeist”, “Star Trek II: The Wrath of Khan”, “Tron” y “Blade Runner” aterrorizando en los cines. El mismo año, John Carpenter finalmente tuvo la oportunidad de rehacer “The Thing from Another World” y entregó la obra maestra de terror y ciencia ficción, “The Thing”.
En un principio, la película no fue bien recibida tras su estreno y apenas recuperó su presupuesto en taquilla, pero desde entonces ha desarrollado un seguimiento de culto y ha sido reevaluada como una de las mejores películas de terror del siglo XX.
La película tiene lugar en una base ártica remota que es invadida por un extraterrestre capaz de asumir la forma de una bestia o de un hombre. Su habilidad de transmitirse como un virus y replicarse durante su carrera sangrienta a través del personal de la estación de investigación (no muy diferente del famoso xenomorfo de Alien) nos toma por sorpresa desde un primer instante (el ser extraterrestre ya está presente desde la primera toma aunque no lo reconocemos aún). MacReady (el protagonista interpretado por Kurt Russell) postula correctamente que las células de la forma de vida alienígena actúan independientemente unas de otras, como un colectivo que pueden moldearse, defenderse y cuya prioridad es su supervivencia individual. Cada aspecto celular de la cosa es un organismo totalmente automatizado que da sentido y está empeñado en la supervivencia y la replicación por encima de todo. El resultado es un encuentro infernal entre el alienígena y los hombres (y perros) de la base antártica.
Atrapados en un juego de suma cero
En la película, RJ Mcready ocupa un lugar central como el héroe. Su estatus de hombre de acción aficionado y su capacidad para pensar en sus pies como un piloto ártico lo convierten en el antagonista más efectivo de la cosa. Su paranoia supera a la de todos los demás. Él y la cosa están jugando al ajedrez, cada uno tratando de superar y matar al otro. (Una muestra más del ingenio del director que anticipa la trama del film en sus primeras escenas). Es un juego de suma cero con todo en juego y de un carácter claramente competitivo. Macready evoluciona sus tácticas con el tiempo, después de prueba y error, después de que su vida se ve amenazada por sus compañeros a través de la ingeniosa duplicidad del alienígena. Macready debe desarrollar su pensamiento hacia las posibilidades de su monstruoso enemigo, e inmediatamente poner esas estrategias en acción. Cada momento es de vida o muerte. Él y la cosa juegan el juego más peligroso uno contra el otro. Y como es una guerra de exterminio, cada uno está dispuesto a sacrificarlo todo para ganar.
En la película de Carpenter, los miembros del equipo que se encuentran por primera vez con el extraterrestre mueren casi tan pronto como comienza la película. Cualquiera, o cualquier ser vivo, podría ser el extraterrestre. Comienza su película con una escena de persecución innovadora que comienza con una toma de punto de vista de Steadicam ligeramente vacilante, mirando hacia un formidable acantilado congelado. ¿De quién es el punto de vista? Resulta ser el extraterrestre, pero en una forma que nadie en la audiencia aún puede reconocer, o quiere reconocer: un husky solitario que corre a través de la tundra congelada, perseguido por un aparente loco en un helicóptero que dispara al perro de abajo.
El loco delirando en noruego es asesinado por la tripulación estadounidense, en lo que creen que es defensa propia (un gesto norteamericano político por excelencia). El perro es llevado adentro para refugiarse con los otros perros esquimales, quienes gimen aterrorizados ante el intruso pero son ignorados. A partir de ese momento, somos testigos de un colapso social total en los barracones, donde pronto queda claro que las condiciones son tan letales por dentro como por fuera, ya que el alienígena está furioso, ocupando y destruyendo el cuerpo de un miembro de la tripulación tras otro.
La “estructura de asedio” que se menciona con frecuencia en muchas películas de Carpenter, que atrapa a los personajes principales en espacios reducidos rodeados de fuentes de peligro que se multiplican e intensifican, se refleja en las vidas de catástrofe bajo el régimen capitalista: con pandemias, desastres causados por el cambio climático, economías tambaleantes, el colapso de los derechos civiles y los programas sociales.
En este sentido, la cosa es la fuerza del miedo generado durante la duración de la guerra fría, el espectro de la muerte misma que acechaba en los tiempos políticos de EE.UU que tenían al neoliberal Ronald Reagan como presidente. John Carpenter fue un crítico acérrimo y aseguraba que sus films eran más documentales que ciencia ficción. En ese sentido, el capitalismo se asemeja mucho a “la cosa”. Carlos Marx señalaba que el capital “vive chupando el trabajo vivo, y entre más vive, más mano de obra succiona”, cual si fuera un vampiro.
Al principio, se presenta a los integrantes en un gran grupo unido en su lucha. Luego, bajo la presión de la paranoia y la desconfianza crecientes, el grupo inicial se reduce a alianzas incómodas de tres hombres, o solo dos, y, hacia el final, uno: ningún integrante comparte un “marco” con otro, ya que cada uno lucha contra un solitario. Una batalla para sobrevivir a la toma de posesión alienígena.
La película de Carpenter termina con su héroe, R.J. MacReady, tentativamente reuniendo fuerzas con su principal rival por el liderazgo, mientras mueren congelados, juntos en un cobertizo destrozado apenas por fuera de sus barracas en llamas. Todo enmarcado en un momento de aparente desconfianza mientras el tema principal del film (compuesto por Ennio Morricone) nos sugiere que “la cosa” sigue presente incluso cuando todo parece haber terminado.
Impacto cultural y recepción
El film resultó no ser una receta para el éxito de taquilla. Más tarde, Carpenter expresó su pesar por su propio apego a finales tan sombríos, sugiriendo que algunas de sus películas podrían haber funcionado mejor con el público si les hubiera dado más motivos para estar felices al final. Pero las conclusiones sombríamente ambivalentes de Carpenter están totalmente en consonancia con su visión general: una sociedad que se desmorona y, como resultado, la gente se vuelve paranoica e impera una incapacidad cada vez mayor para superar la desconfianza y contraatacar (tema que retomará en sus obras próximas con una clara crítica al capitalismo). Este nuevo aniversario es un momento clave para retomar un film imperdible que ahonda en las paranoias que siguen teniendo asidero en el imaginario del público incluso en el momento actual.
https://prensaobrera.com/cultura/a-50-anos-del-estreno-de-el-padrino-no-es-personal-son-solo-negocios